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El libro de Gustavo Noriega introduce el análisis de Los Rubios proponiendo un recorrido sintético por las películas que la antecedieron, dentro del cine argentino, en el abordaje de la dictadura militar, la represión y los desaparecidos. Según su perspectiva, una primera serie de películas se dedicó a analizar la relación de la sociedad con la dictadura, desde una visión estereotipada y complaciente hacia la clase media; mientras que un segundo conjunto –ya en los años noventa– recogió la mirada de las víctimas de la represión, crítica con respecto al rol de la sociedad en la dictadura; finalmente, las películas más recientes trajeron consigo la reflexión de los hijos de las víctimas. La película de Albertina Carri, dentro de este último conjunto, es señalada por Noriega como el punto de máxima ruptura y cuestionamiento hacia los modelos de representación del pasado.
A continuación, Noriega aborda el análisis de Los Rubios en dos apartados, “Lo imposible” y “Dos generaciones”. El primero de ellos recoge los intensos debates que sostuvo la crítica en torno a los principales motivos del film: las duplicaciones de realizadora y actriz, la ausencia de imágenes de los padres, el tratamiento de los testimonios de los compañeros de militancia de éstos, el uso de los playmobiles para representar escenas de su niñez, los testimonios de los vecinos y las pelucas rubias. La posición de Noriega parece ser siempre la de defensor de la película, sin hacerle con ello un gran favor, puesto que su apego a la realizadora y su obra por momentos desdibujan la distancia crítica. En la segunda sección de análisis del film, la lectura se torna más personal e interesante: allí Noriega despliega la contraposición entre la generación revolucionaria del ’70 y la militancia contemporánea por los derechos humanos. Según esta idea, que el autor retoma de un artículo de Sergio Caletti, la brecha entre ambas generaciones produce un quiebre en la comunicación, en el diálogo y en la inteligibilidad entre generaciones. El estudio crítico de Noriega encuentra en distintas escenas clave del film la expresión de esa ruptura.
El libro incluye, como todos los de la colección, una entrevista a la realizadora (Albertina Carri), en la cual Noriega se luce con todo su oficio explorando las decisiones estéticas que fueron hilvanando la producción del film. A modo de cierre, se presenta una selección de textos críticos sobre Los Rubios en la cual, siguiendo el estilo de la revista de cine El amante, se eligieron voces “a favor” y “en contra”. En síntesis, el estudio crítico de Noriega es un muy interesante aporte para sistematizar la discusión en torno a una película central del cine argentino contemporáneo, sobre la cual mucho ha sido dicho y escrito. Si bien es cierto que no presenta ideas originales, también habrá que reconocer que ello habría sido una ardua tarea, contando con el extenso debate y la profusión de análisis que se le han dedicado. Por Marina Moguillansky |