La construcción de los géneros fílmicos. Un abordaje a partir del cine de los hermanos Lumière y de Tomás A. Edison 1
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1. A modo de introducción |
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2. Relato documental, relato de ficción Resumiendo estos cinco criterios puede sostenerse que: “El relato es un discurso cerrado que viene a irrealizar una secuencia temporal de acontecimientos” (Gaudreault y Jost, 1995: 29). Ahora bien, los autores se preguntan entonces por qué ciertos relatos de los primeros tiempos –por ejemplo El desayuno del bebé [Déjeuner de bébe, 1895], de los hermanos Lumière– parecen menos narrativos que otros, como por ejemplo El regador regado [L´Arroseur arrosé, 1895], también de los hermanos Lumière. Gaudreault y Jost continúan su análisis sosteniendo que en El desayuno del bebé, como así también en películas como La llegada del tren a la estación de La Ciotat [L´arrivé d´un train en gare de La Ciotat, 1895] o Salida de la fábrica [La sortie de usine Lumière, 1895]: |
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(…) la inorganización del material profílmico, que se presenta ostensiblemente ante la cámara tal como se desarrolla, “de manera natural”, favorece mucho la actitud documentalizante en el espectador. Lo que veo yo espectador son las huellas presentes de ese pasado concluido de los pasajeros del tren, de los obreros y obreras, del bebé y de sus padres, que el cinematógrafo filmó. Al contrario, debido a la organización del material que nos presenta la película L´arroseur arrosé favorece la actitud ficcionalizante. Lo que el espectador ve no es específicamente la filmación de la “broma” que se ha desarrollado en el seno del mundo profílmico, sino esa misma “broma” que, por su carácter organizado, adquiere cierta autonomía (1995: 41). | |
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Me interesa en primer lugar plantear algunas ideas con respecto a las reflexiones señaladas en el párrafo anterior. La ligazón que establecen Gaudreault y Jost entre, por un lado, la puesta en escena de una representación inorganizada y el documental y la que señalan, por otro, entre cierta organización del material fílmico y el cine de ficción, permite comprender los criterios en función de los cuales han sido construidos la ficción y el documental en tanto territorios fílmicos. Es decir, desde sus comienzos, el documental ha ocupado un lugar cercano a la mostración de la “realidad” (entendiendo por esto la búsqueda por registrar miméticamente el mundo extrafílmico), en tanto que a la ficción se le ha reservado un rol ligado a la construcción de una determinada realidad –el universo narrativo del film– (que podrá tener mayor o menor vinculación con la “realidad” extrafílmica). Así, el vínculo del documental con el contexto sociohistórico en el que éste se inscribe se plantea como directo, en tanto que en el cine de ficción se sugiere la existencia de un mayor grado de mediación entre el objeto representado (film) y el contexto.4 3. El cine según Louis y Auguste Lumière, el cine según Tomás Alva Edison 3.1 La organización del cuadro | |
Además de tratarse de una experiencia decisiva, efectuada con el prototipo de esta cámara histórica, nos encontramos con una experiencia de observación de lo real: se trataba, diríamos hoy, de “atrapar” a una acción, conocida en sus grandes líneas, previsible casi al minuto, pero aleatoria en todos sus detalles, y cuyo carácter aleatorio se intentará concientemente respetar escondiendo la cámara.6 Todas estas características, recogidas por una gran parte de las películas de la “escuela Lumière”, unidas al aspecto “trozo de vida” de tantas de sus vistas, contribuyeron a darle a Lumière la reputación de primer documentalista, de primer campeón de un cine “de testimonio”, “directo” (1999: 32). | |
Los films de Edison, por el contrario, aparecen desde el inicio ligados a la puesta en escena del espectáculo: peleas de boxeo, riñas de gallos, un fisicoculturista que exhibe su musculatura, una pareja besándose (The Glenroy brothers, 1895; Cock fight, 1896; Sandow, 1895; The May Irwin kiss, 1896), entre otros dan cuenta de la búsqueda por ubicar al cine como espectáculo. |
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(…) La imagen de Lumière (…) incluso cuando sólo muestra los rasgos de un bebé “como en el microscopio”, incluso cuando no esboza la clausura narrativa como en L´Arroseur Arrosé, vive a su modo. Ciertamente, es no-lineal, no-centrada, inasimilable a primera vista como totalidad. No se trata ya (o todavía) de la construcción de la realidad propia del naturalismo, sino de una imagen que, sin ser análoga de lo real, tampoco es el resultado de un encuentro del cine-cámara con una “realidad bruta”. La atracción ejercida por estas películas procede en buena medida de ahí (…) El placer que el propio Lumière, al igual que sus espectadores, de ayer y de hoy, saca de sus películas emana claramente del efecto analógico (como el que produciría una fotografía sobre el mismo tema, o casi), pero según un modelo no-lineal, acéntrico y que no sitúa al sujeto-espectador en el centro del espacio imaginario; por esta razón pienso que el placer –y también el conocimiento– que produce es de un orden muy distinto al futuro placer institucional (Burch, 1999: 50-51). |
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Del mismo modo, Jacques Aumont sostiene que la imagen de las vistas de Lumière “desborda” los límites del cuadro: “(…) la locomotora, los figurantes transgreden este límite (digo transgredir, no abolir). Gracias a esta actividad en los bordes de la imagen, el espacio parece transformarse incesantemente (…) como si, de algún modo, los bordes se convirtiesen en operadores activos de esta transformación progresiva” (1997: 24). | |
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En los films de Edison, por el contrario, la imagen se ubica generalmente en el centro del cuadro, sobre un fondo negro que aplana la mirada destacando aún más la presencia de una figura central.8 Se genera así un ordenamiento centrípeto que guía el ojo hacia un determinado sector del cuadro.9 Dicho centramiento permitiría ubicar a esta clase de films como más cercanos al “futuro placer institucional”, en términos de Burch, ya que el direccionamiento de la mirada del espectador será uno de los basamentos principales del cine narrativo clásico. Asimismo, Aumont sostiene que el kinetoscopio de Edison “satisface la mirada” en el sentido de que: |
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En la realización sobre fondo negro, los indicios de profundidad son mínimos, el centrado forzoso del tema filmado limita además la amplitud del campo: la mirada sólo aprehende el espacio “chocando” con el fondo para volver sin cesar al personaje, en una alternancia interminable que siempre recentra, refocaliza, reidentifica al espectador con su mirada (Aumont: 1997: 27). |
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The May Irwin kiss (1896) se inicia con los dos personajes ya en pantalla. Un plano americano los encuadra desde poco más arriba de la cintura hasta el rostro. Lo que excede y rodea a ambas figuras corresponde al telón negro que conforma el fondo de la imagen. Se trata justamente de un fondo que no disputa nada de interés al objeto ubicado en el centro del campo visual, que es el que concita la mirada del espectador (las dos figuras en este caso). El tipo de plano utilizado, un plano relativamente corto, propicia además la focalización del ojo del espectador en los dos personajes, en tanto que el oscurecimiento del resto del campo visual destaca aún más la imagen del hombre y la mujer, cuyas vestimentas (principalmente la de la mujer) y cuyos tonos de tez establecen un claro contraste con la oscuridad que los circunda. Por último, la acción única, centrada en la breve conversación y el beso entre ambos personajes, también colabora en la construcción de la “satisfacción de la mirada” que menciona Aumont. |
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(…) las condiciones materiales de la producción del momento –pero también las de los modelos populares que marcaron el primer cine, de los cromos a las historietas, de los teatros de sombras a los Folies Bergere– provocaron en todos los autores de vistas compuestas –en estudio, pero también a veces al aire libre– una soberbia indiferencia hacia lo que hoy se nos aparece como la vocación tri-dimensiomal del cinematógrafo. Sus películas muestran, años antes de Caligari, decenios antes de Godard, la capacidad objetiva del cine-cámara para producir una representación del espacio más cercana a la de la Edad Media, de Epinal (o del Japón clásico) que al pintor Millet, para citar este modelo conscientemente elegido por Billy Bitzer (Burch, 1999: 173). |
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Otro elemento que reafirma el carácter planimétrico de los films de Edison, por el modo en que es utilizado, es el color (el coloreado de los fotogramas realizado a mano). Como señala Burch: |
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En un primer momento, se trata sobre todo de destacar del fondo monocromo a un personaje determinado, adjudicándole un tono vivo, es decir, obviar el efecto de achatamiento debido a la iluminación uniforme, a la colocación de la cámara, etc. Sin embargo, las rebabas propias del coloreado a mano, como estampado, tienden más bien a acentuar el efecto de superficie, haciendo efectivamente, más legible la imagen, y confiriéndole un gran encanto plástico (Ídem: 179). |
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De esta manera, en cuanto a la dicotomía: platitud-profundidad de campo, los films de los hermanos Lumière y de Edison se ubican en puntos opuestos del arco que conduce desde la representación bidimensional a la representación que propone la perspectiva tridimensional. Burch (1999: 181-182) sostiene que esta tensión entre “la afirmación ‘melesiana’ de la superficie y la afirmación de la profundidad que de entrada enuncia L’Entree d’un train en gare” será reabsorbida a partir de 1915 luego de un compromiso que implicará la supresión de la platitud que generaba el telón pintado, pero también de la “profundidad primitiva extremada” (que sólo será retomada varios años después por directores como Renoir, Welles, Wyler, entre otros).
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3.3 Blanco y negro - color |
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La noche pasada estuve en el reino de las sombras. Si supiesen lo extraño que es sentirse en él. Un mundo sin sonido, sin color. Todas las cosas –la tierra, los árboles, la gente, el agua y el aire– están imbuidas allí de un gris monótono. Rayos grises del sol que atraviesan un cielo gris, grises ojos en medio de rostros grises y, en los árboles, hojas de un gris ceniza (…) Calladamente, el follaje gris ceniza de los árboles se balancea con el viento y las grises siluetas de las personas, se diría que condenadas al eterno silencio y cruelmente castigadas al ser privadas de todos los colores de la vida, se deslizan en silencio sobre un suelo gris (1981: 17-18). |
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Con respecto al texto de Gorki, Burch indica que en el mismo: (…) se expresan clara y completamente las exigencias de la ideología naturalista de la representación, dominantes en el momento en casi toda la intelligentsia europea, grande y pequeña: un modo de expresión que reivindicaba lo real tenía que estar dotado de color, de sonido y palabras, de relieve, de la extensión en el espacio (…) La presencia naturalista tenderá a imponer poco a poco su ley a las imágenes animadas. Durante más de quince años, la resistencia objetiva que las imágenes animadas opondrán a esta “voluntad hegemónica” es la que determinará el carácter movedizo, ambivalente, de toda una cara del cine primitivo, frente a lo que será la estabilidad monovalente del MRI (1999: 41-42). |
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No obstante, luego de la incorporación de la técnica que permitió el desarrollo del cine a color, durante la década del treinta, fue precisamente el retiro, ahora voluntario, del color –el retorno al blanco y negro– el signo connotador de “realismo” por el cual optaron muchos documentales a lo largo de la historia. De esta manera, el blanco y negro comenzó a instalarse como parte del código de la imagen documental hegemónica11 y puede pensarse que es uno de los factores que han contribuido a nominar como documentales a los films realizados por los hermanos Lumière. Es decir, si bien, como se mencionó, en los comienzos el cine se realizaba necesariamente en blanco y negro, la asociación, construida a lo largo de la historia cinematográfica, del blanco y negro con el documental, ha colaborado en la conceptualización de las obras de los hermanos Lumière como documentales. 4. A modo de conclusión: |
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Bibliografía
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------- 1 Una versión de este artículo fue presentada en el Primer Encuentro de la Asociación Argentina de Estudios de Cine y Audiovisual (ASAECA), 2009. 2 Los mencionados realizadores han sido vinculados a la discusión en torno a quién es considerado el “creador” del cinematógrafo. Sin detenerme en este punto, abordo las películas realizadas por los hermanos Lumière y por Edison en tanto ambas forman parte primordial del cine de los inicios. 3 Mónica Dall´Asta en su texto Los primeros modelos temáticos del cine sostiene que: 4 Si bien hay casos, el cine clásico de Hollywood por ejemplo, en los que se intenta generar la impresión de una “continuidad” directa entre lo que acontece en la pantalla y el mundo circundante, procurando ignorar la presencia de la cámara y las operaciones inherentes al dispositivo cinematográfico. Aun considerando esto, puede considerarse que, en términos generales, la relación entre las variables cine y “realidad” es entendida como más cercana en el documental que en la ficción. 5 En La cámara lúcida, Roland Barthes señala que en la fotografía hay una doble posición conjunta: de realidad y de pasado: “(…) al mirar una foto incluyo fatalmente en mi mirada el pensamiento de aquel instante, por breve que fuese, en que una cosa real se encontró ante el ojo (…) en la foto algo se ha posado ante el pequeño agujero quedándose en él para siempre (…); pero en el cine, algo ha pasado ante ese agujero: la pose es arrebatada y negada por la sucesión continua de las imágenes (…) (1990: 138-139). 6 “Se instalaba la cámara en una habitación de la planta baja de un edificio –explicará Francis Doublier, colaborador de los Lumière– a fin de que los “figurantes” no fueran distraídos por la visión del aparato” (Burch, 1999: 32). 7 Considero la división o separación forma-contenido (o forma-tema) como sólo posible y pertinente a los fines de la realización de un análisis de este tipo. 8 Burch (1999: 50) indica al respecto que Edison en cierto modo “presentía lo que iba a ser el MRI”, dado que estos fondos funcionan como prefiguración de las iluminaciones en degradado que surgirán hacia 1915. 9 Si bien la mayor parte de los filmes de Edison presentan estas características, existen vistas cuya organización es similar a la de las películas de los hemanos Lumière, como por ejemplo Alimentando a las aves [Feeding the doves, 1896]. Al mismo tiempo, los hermanos Lumière poseen algunas vistas ligadas al truco y a la prestidigitación, como Transformación de sombreros [Chapeaux a transformations, 1895], en la cual una única figura, ubicada en el centro del cuadro, concita la mirada del espectador. 10 El concepto, que fue retomado como idea en relación con el cine institucional, procede del análisis de la representación espacial en el Quattrocento. Erwin Panofsky expresa al respecto que durante el transcurso del siglo XIV: “las formas que aparecían sobre la superficie empezaron a verse como algo existente por detrás de la superficie, hasta llegar al punto en que Leone Battista Alberti pudiera equiparar el cuadro con una “ventana transparente por la cual nos asomamos a una sección del mundo visible” (1982: 257). 11 Me refiero aquí de manera amplia al documental, no a los múltiples ejemplos que plantean desviaciones del modelo dominante o hegemónico de cine documental. |