critica
Huellas y memoria de Jorge Prelorán
(Fermín Rivera, 2009)

El film de Fermín Rivera retrata con profundidad la vida de Jorge Prelorán, acercándose a la estética del documental etnobiográfico, el género creado y cultivado por el segundo durante la mayor parte de su obra creativa. La idea de un documental tradicional se desvanece rápidamente ante la intención de homenajear al maestro, creador de una nueva forma de acercarse y vincularse a los hechos y personajes que siempre le interesó documentar. De este modo, Rivera esgrime el mejor homenaje retomando el  legado de su maestro, pero a la vez, creando una película personal, propia, que de manera clara y honesta acerque al espectador al mundo, los sentimientos, la vida y la obra de Jorge, su protagonista.
“Estar todo el tiempo haciendo una entrevista a 45 grados de la cámara es una pérdida de tiempo”
La secuencia inicial del film es esclarecedora. Ella nos muestra a Prelorán entrevistado, como personaje protagonista, explicando en una suerte de síntesis testimonial, sus propias ideas acerca del quehacer cinematográfico y documental. Con una claridad y didáctica excepcionales escuchamos las propuestas del realizador, documentalista y profesor; se podría decir que asistimos a una clase sobre cine. Sin embargo, a lo largo del film iremos descubriendo al hombre detrás; en una lograda intimidad surgirán también las inseguridades y angustias.
Prelorán fue pionero en la creación del género de películas conocidas como etnobiografías. Historias de vida de personajes, las cuales posibilitan conocer en profundidad la cultura en la que están enraizados, razón por la cual el género en cuestión se encuentra ligado a un cine etnográfico o antropológico. Prelorán trabajó varios años en Argentina, donde realizó películas didácticas y educativas para la Universidad Nacional de Tucumán, aunque la mayor parte de su carrera se desarrolló en los Estados Unidos, donde ejerció como docente en UCLA (Universidad de California-Los Ángeles) e incluso llegó a recibir una nominación al premio Oscar de la Academia de Hollywood.
A pesar de la importancia de su obra, Prelorán es poco conocido en su país de origen debido a la escasa difusión que tuvo su cine y al hecho de que él se negó siempre a que sus películas entraran al circuito comercial, adoptando una distribución y exhibición alternativas, principalmente en instituciones educativas y culturales. Sus documentales registran la vida de personajes oprimidos, en su mayoría argentinos o latinoamericanos, a los que intentó darle voz a partir de pocas pero contundentes palabras y muchos silencios.
En sus innumerables viajes por el territorio argentino y latinoamericano, Prelorán produjo sus películas con  precarios  recursos. El equipo que tenía a su disposición no le permitía filmar y grabar sonido al mismo tiempo; esta particularidad técnica lo llevó a  desarrollar un método diferente para la construcción del film, en el cual el sonido es  disociado de la imagen. Creó así otro modo de realizar documentales, un género nuevo, un estilo propio. En lugar de ver al protagonista hablando a cámara, intentando actuar no profesionalmente su historia, Prelorán propuso verlo vivir su vida, mientras en las  tomas la voz en off nos comunica el por qué de lo que hace. Consideró que estas imágenes sin sonido sincrónico, acompañadas por una voz en off, generaban un efecto  dramático o una emoción diferente, afirmando que mientras la cámara documenta el afuera, la voz grabada permite descubrir el alma, las ideas, el pensamiento de los protagonistas.
Prelorán se involucró con sus personajes de un modo profundo y personal, para llegar al verdadero conocimiento de cada uno de ellos, de su vida, de su cosmovisión, de su cultura. Vio y vivenció sus problemáticas. La transculturación, la migración, el desarraigo, las carencias… Creyó siempre en la convivencia como método para llegar a la verdad de sus personajes y, a la manera de Kusch, se comprometió en una experiencia única de viaje, que no fue sólo documentación fotográfica o fílmica, sino un compartir cotidiano, una vivencia temporal en la que a cada minuto fuera descubriendo, comprendiendo, junto a sus personajes, el sentido de la vida.
Del mismo modo, Huellas y memoria… retrata la vida de Jorge, mostrando no sólo su pensamiento y su particular forma de entender el cine, sino también, desentrañando sus propios sentimientos y miedos, sus frustraciones y alegrías.
Sincero, profundo, ameno -como su protagonista-, el film, cruce de documental más tradicional con etnobiografía, traza una línea de vida, con entrevistas a colaboradores, amigos y familia del cineasta. La línea narrativa se va construyendo a partir de la relación que se teje entre los films de Prelorán y las personas importantes que lo acompañaron a lo largo de su vida con fotografías y material de archivo, inserts de los films, la voz del propio personaje y de quienes lo conocieron. Desde su infancia y juventud a  la relación con sus padres y hermanos, sus inicios en el cine, su casamiento y  el nacimiento de su hija, la historia de Mabel, su compañera de vida hasta el exilio forzado durante la última dictadura militar en Argentina. Su historia se entrecruza, se construye también, a partir del vínculo que crea con Zulay o Hermógenes Cayo, los personajes de sus films y sus propias historias. Así, la película de Rivera nos permite entender de manera clara las particularidades del cine etnobiográfico, sus  posibilidades estéticas, didácticas y comunicativas. Sin complejidades o sutilezas solo para  entendidos, experimentamos como espectadores las  ideas y la reflexión del propio Prelorán sobre el cine y su función social.
La película logra un sensible homenaje, que no sólo mantiene las ideas y fundamentos base del pensamiento y el quehacer cinematográfico del maestro, sino que además implica en sí misma, una obra capaz de hacer reflexionar y  pensar el vínculo con el otro y la humanidad compartida, sin relegar la emoción. Acompañadas de una sutil composición musical, las imágenes de la vida y las imágenes de la obra de Prelorán se entrelazan en el film, como homenaje de un discípulo a su maestro, pero también como un  legado, no sólo para realizadores o documentalistas, sino para todo el público, para dar a conocer su obra, su particular mirada sobre nuestro país y el mundo, sobre la vida y el arte, demostrando lo que Jorge Prelorán fue siempre, un gran educador.


Daniela Schvetz


Bibliografía:
Colombres, A. (ed.) (2005), Cine, antropología y colonialismo, Buenos Aires, Ediciones del Sol.
Prelorán, Jorge (2006), El cine etnobiográfico, Buenos Aires, Ediciones Catálogos Universidad del Cine.


Ficha técnica:
Dirección y Producción: Fermín Rivera. Fotografía: Emiliano Penelas. Cámara: Emiliano Penelas, Fermín Rivera. Dirección de Sonido: Gino Gelsi, Jorge Gentile. Montaje: Pablo Valente, Emiliano Serra, Fermín Rivera. Jefes de Producción: Andrés Martínez, Daniel Guzmán. Música: Leo Chialvo. Formato: 35mm. Imagen: color. Sonido: ultraestéreo. Origen: Argentina. Duración: 79 minutos. Año: 2009.