critica
75 habitantes, 20 casas, 300 vacas
(Fernando Domínguez, 2011)

“Sobre los recuerdos de Nicolás Rubió”, reza una leyenda durante los créditos iniciales. El film tiene la precaución no menor de advertirnos, de adelantar aquello que viviremos durante los próximos setenta minutos.
75 habitantes, 20 casas, 300 vacas es el primer largometraje del director argentino Fernando Domínguez, quien previamente dirigió dos cortometrajes, Antítesis (2011) y No es mucho lo que heredamos de nuestro abuelo (2010). Mediante un registro documental, Domínguez se propone acercarse a la figura y a la obra del pintor catalán Nicolás Rubió, narrando su exilio de la Guerra Civil española junto a su familia al pueblo francés de Vielles (a esta localidad hace referencia el título) y el posterior viaje a la Argentina.
Sobre el final del film podríamos preguntarnos: ¿Qué es lo que el relato nos ha contado sobre la vida y obra de Rubió? ¿Cuánta información nueva nos ha brindado? Si bien ambas formulaciones podrían ser productivas para un documental de estilo pedagógico o informativo, para 75 habitantes, 20 casas, 300 vacas las cuestiones parecen ser otras. Aquí no es posible medir el alcance de la obra de acuerdo a la cantidad de información vertida, más bien se trata de analizar cómo el film representa los recuerdos, el cuerpo y la obra de Nicolás Rubió. Precisamente, es este acercamiento al cuerpo del pintor (abundan en la obra los planos cortos) el que marca el inicio del relato: el film comienza cuando Rubió se prepara para pintar un cuadro. Tenemos entonces una aparición sincrónica de dos obras, que a lo largo de la narración dialogarán constantemente. Esta relación se establecerá a partir de una gran variedad de recursos, como la voz off del propio pintor, las animaciones de sus cuadros, la intervención directa sobre el negativo fílmico y la composición meticulosa del cuadro cinematográfico.
Lejos de atenerse a los márgenes de obras fílmicas sobre el proceso creativo de un pintor, entre las que se encuentran, por ejemplo, Le mystere Picasso (Henri-Georges Clouzot, 1956), El sol del membrillo (Víctor Erice, 1992) y La bella mentirosa (Jacques Rivette, 1991), 75 habitantes, 20 casas, 300 vacas indaga y recorre otros ámbitos, su preocupación esencial versa sobre el acceso de Rubió a su pasado, y sobre cómo estos recuerdos han marcado inexorablemente su obra pictórica. A diferencia de aquellos films, Dominguez no elige un abordaje determinado, o modalidad documental, para hablar con propiedad: ni observación pura, ni testimonial duro. Se acerca por momentos a una voz poética y por otros hace uso de una informativa. Un documental versátil o moderno.
Más allá de la importancia de los espacios geográficos en la obra, es decir, la relación entre Barcelona, Vielles y Buenos Aires, el film, a partir del ejercicio incesante de la memoria, se asienta en tres temporalidades en forma simultánea. Es el pasado evocado que se vuelve presente en las obras de Rubió y que pervivirá en esas mismas obras hacia el futuro. Sin embargo, estas relaciones temporales no fluyen tranquilamente, sino que son recorridos sinuosos y con obstáculos. En una escena particular del film, el pintor intenta recordar cuántas ventanas tenía aquella casa en la que había vivido de pequeño en el pueblo de Vielles. Se comunica con algunos de sus familiares para resolver su inquietud, pero es en vano, ya que ninguno de ellos lo recuerda con exactitud. Jean, uno de sus familiares franceses, le envía unas fotografías de aquella época, entre las que figura una foto de la casa, en la que, sin embargo, no se llegan a observar todas las ventanas porque un árbol obstruye la visión. Es decir, aquel registro directo de la realidad que podría constituir la fotografía, se manifiesta como un testimonio parcial e inacabado, como la propia memoria del pintor catalán y, acaso, como la propia película. 75 habitantes, 20 casas, 300 vacas tiene el mérito de no ser un film grandilocuente ni desmesurado. Se destaca como un relato reflexivo y sincero que indaga en la memoria de un artista olvidado.


Alejo Janin



Ficha técnica:
Dirección: Fernando Domínguez. Guión: Fernando Domínguez. Reparto: Nicolás Rubió. Música: Pablo Grinjot. Sonido: Javier Farina. Origen: Argentina. Duración: 70 min. Año: 2011.