Por Carlos Guillermo Lloga Sanz
Resumen
Televisión Serrana es una pequeña televisora ubicada en una zona intrincada del oriente de Cuba, enfocada hacia la producción de documentales. El texto describe el desarrollo de la institución como parte de la transformación de las políticas rurales en Cuba acaecida en los años noventa. Enfatiza en la aplicación de metodologías participativas, la imbricación con la identidad cultural del territorio y la formación de personal local como claves del traspaso tecnológico. El estudio defiende que TV Serrana ha influido significativamente en la conformación de la visualidad mediática del entorno rural del oriente cubano y constituye ejemplo de gestión cultural comunitaria.
Palabras clave: Media comunitario, representación rural, identidad local, cine cubano, sostenibilidad mediática
Abstract
Televisión Serrana is a small TV station located in a distant area of East Cuba, focused in documentary production. The text describes the development of the institution as part of the transformation of Cuban rural policies in the 1990s. It emphasizes the implementation of participatory methodologies, the imbrication with the cultural identity of the territory, and in the formation of local personal as keys for the technological transfer. The study defends that TV Serrana has influenced the conformation of the media visuality of rural environment in East Cuba and constitute an example of community cultural management.
Keywords: Community media, rural representation, local identity, Cuban cinema, media sustainability
Resumo Televisión Serrana é uma pequena estação de televisão localizada em uma área intricada do leste de Cuba, focada na produção de documentários. O texto descreve o desenvolvimento da instituição como parte da transformação das políticas rurais em Cuba nos anos 90. Enfatiza a aplicação de metodologias participativas, a sobreposição com a identidade cultural do território e a formação de pessoal local como chaves para a transferência tecnológica. O estudo defende que a TV Serrana influenciou significativamente a conformação da visualidade midiática do ambiente rural do leste de Cuba e constitui um exemplo de gestão cultural comunitária.
Palavras-chave: Mídia comunitária, representação rural, identidade local, Cinema cubano, midia sustentabilidade
Résumé
Televisión Serrana est une petite station de télévision situé dans une zone complexe de l´est de Cuba, axée sur la production de documentaires. Le texte décrit le développement de l´institution dans le cadre de la transformation des politiques rurales à Cuba survenue dans les années 1990. Il met l´accent sur l´appliction de méthodologies participatives, l´imbrication avec l´identité culturelle du territoire et la formation du personnel local comme clés du transfert technologique. L´etude défend que TV Serrana a influencé de manière significative la conformation de la visualization médiatique de l´environment rural de l´est de Cuba et constitue un exemple de gestión culturelle communautaire.
Mots-clés: Média communautaires, représentation locale, identité locale, cinema cubain, durabilité des medias
Datos del autor
Carlos Guillermo Lloga Sanz es profesor auxiliar de Historia del Cine y Film Studies en el Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Oriente (Santiago de Cuba). Doctor en Film Studies & Visual Culture por la Universidad de Amberes (Bélgica) y Doctor en Ciencias sobre Arte por la Universidad de Oriente (Cuba). Se especializa en estudios sobre cine documental y antropología visual. Ha publicado sobre cine cubano e identidad local en revistas científicas cubanas y extranjeras. Es autor (junto con David Silveira y Yenney Ricardo) del libro Perspectivas críticas del cine cubano (2016, Ediciones UO). Es miembro de la Asociación Cubana de la Prensa Cinematográfica, afiliada a la FIPRESCI y del Research Center of Visual and Digital Culture at University of Antwerp (Belgium). E-mail: carloslloga88@gmail.com
Fecha de recepción: 20 de julio de 2021
Fecha de aprobación: 2 de septiembre de 2021
Introducción
El 15 de enero de 1993 se crea TV Serrana (TVS) en San Pablo de Yao, un pequeño pueblo en las montañas de la Sierra Maestra. A pesar de contar con un equipamiento limitado, esta institución es el centro productor de documentales más importante en la zona oriental de Cuba y su trabajo ha sido un referente mayúsculo en la estética audiovisual de la región. TV Serrana es un organismo estatal que pertenece a la Red Nacional de Telecentros del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) y es rectorada de forma similar a una televisora provincial, también llamadas “telecentros”. Sin embargo, su quehacer habitual contrasta radicalmente con respecto a cualquier otro telecentro en Cuba (Lloga, 2019, 2020). TV Serrana es un centro mediático rural, pequeño y orientado a la producción de documentales; mientras que otras televisoras están enclavadas en las ciudades más importantes de cada territorio, cuentan con una infraestructura mucho mayor y una parrilla de producción que incluye varios géneros televisivos como los noticiarios, las revistas informativas, los musicales y los programas de variedades.
A pesar de ello, TV Serrana ha logrado un impacto sustancial en la cultura visual de la Isla, basándose exclusivamente en un modelo de representación rural, ofreciendo filmes de alto valor estético y posicionándose con prestigio en la historia y la crítica audiovisual en Cuba (Stock, 2009; Sánchez, 2010). Los realizadores de esta institución aseguran haber filmado más de medio millar de documentales desde sus tiempos de fundación (Diez, 2013).
La creación de este centro se sucedió en medio de la profunda crisis que sacudió a la sociedad cubana en la última década del siglo veinte, como consecuencia de la caída del bloque socialista de Europa del Este y la intensificación de la política de hostilidad de los Estados Unidos hacia Cuba. El Período Especial, tal y como es conocida esta época, ha sido ampliamente estudiado por especialistas de diversas ramas, quienes proporcionan un registro significativo de las transformaciones y consecuencias de la debacle económica y social acaecida en aquel momento (Pérez-López, 2003; Hernández-Reguant, 2009; Sánchez I., 2013; Santamaría, 2014). Como elemento común de estas investigaciones, se encuentra el concluir que muchos de los rasgos que configuran la sociedad cubana actual fueron delineados por las políticas seguidas entonces.
En la misma corriente, otros estudiosos como Juan Valdés Paz (2017) y Arias y Leyva (2017) nombran al lapso entre 1993 y 2008 como una nueva fase donde se experimentó una tercera reforma agraria. Entre las novedades de este proceso señalan, igualmente, que las medidas tomadas aspiraban a un enfoque más integral que incluyó, entre otras, atención a dimensiones culturales no relacionadas con la tenencia de la tierra. De ello se colige que la fundación de TV Serrana formó parte de un conjunto de acciones gubernamentales que marcaron una transformación de las políticas rurales en la Isla.
A casi treinta años de su fundación, TV Serrana constituye un proyecto consolidado cuyas creaciones intervienen tanto en los canales de televisión nacional como en festivales cinematográficos cubanos y extranjeros. El objetivo principal de este artículo es ofrecer un estudio de su evolución atendiendo a varios aspectos de análisis: primeramente, examina el posicionamiento comunitario de TV Serrana con respecto a un sistema mediático estatal férreamente centralizado; luego, se exploran las metodologías de filmación de la entidad enfatizando en su carácter participativo; y, finalmente, se evalúa el proceso de transición generacional y de traspaso tecnológico hacia actores de la comunidad como alternativa efectiva de sostenibilidad mediática alcanzada por la institución. El texto defiende que TV Serrana es un experimento cultural valioso porque ha logrado construir redes efectivas interinstitucionales y, en especial, ha sabido generar un discurso coherente con las dinámicas identitarias de las zonas rurales de la Sierra Maestra. En un contexto global marcado por la emergencia de nuevas prácticas que exploran formas novedosas de comunicación alternativa y participativa (Deuze, 2006: 263), la reflexión sobre un medio de carácter comunitario que ha logrado una estabilidad en el tiempo puede ofrecer experiencias útiles para el estudio de los usos del audiovisual en los márgenes de la esfera pública.
Metodología
El fenómeno de TV Serrana constituye un nodo en el que coinciden varias matrices de indagación. Por un lado, es preciso afrontarla desde los estudios vinculados a los medios comunitarios y las políticas públicas, y por otra, los documentary studies, en particular su dimensión estética (Corner, 2008), teniendo en cuenta que la asociación entre medios y arte ha sido un referente mayúsculo en la epistemología sobre el género en la isla (Lloga, 2019).
Por ese motivo, esta investigación se desarrolló en varias fases. En un primer momento, a través del análisis de discurso, se examinó la literatura correspondiente a los medios comunitarios con el objetivo de encontrar características, problemáticas y retos comunes. Ello también favoreció la identificación de particularidades propias de la coyuntura mediática cubana, la cual, por su carácter estatal socialista, resulta relativamente diferente a aquella normalmente encontrada en el contexto latinoamericano. Además, fueron revisados los documentos rectores del trabajo institucional de TV Serrana y las directrices del ICRT.
En un segundo estadío, el método fundamental aplicado fue la observación participante, toda vez que se persiguió aprehender las actividades, intereses, emociones y actitudes de los actores involucrados (Jorgensen, 1989: 12; Anguera, 1997: 73; Kawulich, 2005: 2; Li, 2008: 101). Fueron realizadas varias estancias de investigación en el recinto de TV Serrana, en las montañas de la Sierra Maestra. Estas tuvieron lugar en noviembre de 2015, enero de 2016, julio de 2017 y enero de 2018. Durante las mismas no sólo hubo una integración con las dinámicas propias de la institución, como la edición, exhibición de filmes y el trabajo comunitario; sino, además, se desarrolló un cuerpo de entrevistas a directores y funcionarios de la entidad. Asimismo, me integré al equipo de realización del documental Mi herencia (2017), dirigido por Ariagna Fajardo. Ello permitió registrar las interacciones entre realizadores y comunidad, por lo que el método procuró atrapar los “modos de ver” (Berger, 1972) propios de TV Serrana.
Finalmente, en una tercera etapa, fue revisada la colección de filmes de la institución y analizada desde un punto de vista estilístico. Para ello fueron tomadas en cuenta las categorías propias de análisis fílmico según David Bordwell y Kristin Thompson (2008), a saber, mise-en-scène, fotografía, edición y sonido. Dicha taxonomía es común dentro de los films studies y aparecen como referente en varios textos esenciales (Monaco, 2000; Rose, 2001; Boggs y Petrie, 2008; Corrigan, 2010; Lewis, 2014; Barsam y Monahan, 2017). Esta acción se concentró en determinar características propias de los documentales de TV Serrana y posibilitó la triangulación de datos de las dos fases anteriores.
TV Serrana, una práctica atípica dentro del sistema de medios en Cuba
El documental es uno de los productos audiovisuales de mayor importancia en la cultura cinematográfica cubana. Para inicios de los noventa, el documental cubano encontró una historia construida tomando en consideración solo las producciones del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), el cual, aunque ya había visto pasar sus años dorados (años sesenta), continuaba ejerciendo un monopolio no sólo de la producción fílmica, sino, además, de las maneras de pensar el audiovisual a partir de su revista Cine Cubano y las publicaciones del sello Ediciones ICAIC. Sin embargo, el Periodo Especial trajo consigo el desplome del sistema productivo del ICAIC y el cine documental fue el mayor sacrificio. Luego de haber alcanzado altos volúmenes de producción en los años ochenta (Tamayo y Lloga, 2020), para 1991 el género prácticamente desapareció del instituto de cine (Stock, 2009). Es comprensible entonces que, ante la estabilidad productiva conseguida por TV Serrana y, sobre todo, la introducción de un nuevo sujeto, el individuo rural, diferente al centralismo urbano de las temáticas mediáticas de la Cuba de los ochenta, que Jorge Luis Sánchez (2010:145) defienda que TV Serrana fue “un soplo de aire fresco” para el documental cubano.
La historia de la fundación de la TV Serrana es bastante conocida en Cuba y ha sido registrada en varios textos (Stock, 2009; Báez y Abascal, 2009; Diez, 2013; Guanche y Licea, 2014; Lloga, 2016, 2017, 2019). Su fundador, Daniel Diez, logró llevar a cabo la iniciativa de una televisión comunitaria en las estribaciones de la Sierra Maestra, gracias al apoyo de un grupo de instituciones nacionales e internacionales. El académico británico Michael Chanan (2006: 7) certifica la existencia de otros proyectos que muestran características similares fundados en América Latina por ese entonces. La misión de TV Serrana, tal y como es descrita en sus documentos oficiales es presentada de la siguiente forma:
Concebida para reflejar y defender la identidad, los valores humanos y la cultura de los habitantes de la Sierra Maestra, el sistema montañoso más alto de Cuba, la Televisión Serrana (TVS) es un proyecto comunitario que fomenta el conocimiento y uso de los medios audiovisuales con fines sociales, educativos y de promoción cultural.
Teniendo como fuerza motriz y principal fuente de inspiración la vida cotidiana, historias, personajes e incomparables escenarios de las más intrincadas comunidades del país, contribuye al rescate y divulgación de las tradiciones de los montañeses, expone sus problemáticas e intereses, y estimula la capacidad de estos para modificar su propia realidad. (http://www.tvserrana.icrt.cu/ index.php/quienes-somos)
La palabra “televisión”, inscrita en el nombre mismo de TV Serrana, es una designación problemática para entender su posicionamiento entre las estructuras mediáticas en Cuba. En primer lugar, porque direcciona las prácticas audiovisuales desempeñadas hacia un contexto (televisivo) que es superado por el espectro de trabajo de esta institución. En segundo lugar, porque la TV Serrana se (auto) concibe como una televisora comunitaria (http://www.tvserrana.icrt.cu/index.php/quienes-somos) a pesar de ser un proyecto subvencionado por el estado cubano.
Varios especialistas han señalado que las televisoras comunitarias son respuestas a las insuficiencias de los medios gubernamentales por satisfacer las necesidades de comunicación de los territorios y se plantean como contestaciones anti-hegemónicas ante el control total de la información (Jankowski, 2003; Howley, 2005; Vuuren, 2006; Machado, 2010; Gumucio Dragón, 2014). Estos autores se apoyan en la autonomía y en la acción efectiva de acercamiento a la comunidad. De ahí se desprende que la asociación de la TV Serrana al ICRT ve comprometida su clasificación natural como “televisora comunitaria”; lo que induce la siguiente interrogante, ¿qué distingue entonces la labor de esta institución de otros telecentros de la región?
Desde el comienzo, Diez mantuvo una gran claridad acerca de la necesidad de evasión de la dominación del sistema nacional de televisión: “Los años de trabajo en la televisión nacional me demostraron que el proceso de producción, los tiempos de realización, y la ineptitud de su aparato burocrático, hacen que el espíritu creativo sea obviado y hasta eliminado” (Diez, 2013: 1). Parece existir un consenso de insatisfacción con respecto a la gestión del sistema de televisión en Cuba, tanto en la vida cotidiana como en los predios académicos, a pesar de que varios autores reconocen su potencial como mediador de servicio público (Herrera, Valdés y Diez-Miniet, 2018: 30). En ese mismo tenor, Muñiz apunta que en Cuba, la verticalización de procesos de gestión y excesiva orientación de contenidos mediáticos suscitan una “disfuncionalidad entre el sistema político, los medios y la sociedad”, que, a su vez, tiene como consecuencia una pobre participación de las audiencias en la conformación de las agendas mediáticas (Muñiz, 2019: 160).
Es posible asegurar categóricamente que el efugio previsto por Diez no ha sido ni remotamente alcanzado, toda vez que TV Serrana es un organismo estatal de medios públicos y por tanto, se encuentra sujeto a las políticas y normativas del ICRT. Los intentos de TV Serrana de operar de una manera más cercana a las comunidades pasan en primerísimo lugar, por una negociación constante entre las voluntades creadoras de la institución y las presiones recias de la política de medios de Cuba. Esta condición de búsqueda de concierto de intereses que aseguren la supervivencia de los proyectos luce como la espada de Damocles de las televisoras locales (Jankowski, 2003).
No obstante, TV Serrana cuenta con particularidades que inciden en una mayor autonomía del centro con respecto a otros medios cubanos. El elemento clave radica en que TV Serrana no transmite: es una productora. Ello trae consigo que la función más relevante de las televisoras locales cubanas, aquella de servir como cobertura informativa del sistema televisivo nacional (Lloga, 2019), no toca directamente a la TV Serrana. Aunque es preciso señalar que la institución ha realizado coberturas informativas de eventos acaecidos en la Sierra, la presencia de sus reportajes en espacios informativos de los canales nacionales es esporádica. A partir de ahí, su gestión se enfoca hacia la representación de la cultura local.
La imposibilidad de transmitir una señal de manera simultánea, contrario a lo que pudiera parecer, ha funcionado como incentivo principal para generar conexiones creativas con las audiencias. La TV Serrana distribuye y exhibe sus documentales en diversas plataformas mediáticas, ya sea televisivas, cinematográficas, exhibiciones comunitarias, presentaciones en universidades, centros de estudio e iniciativas on-line. De esta forma, la creación audiovisual fuera-del-aire ha sido la clave de la autonomía, lo mismo con respecto a la selección de temas a tratar, así como a los puntos de vista desde los cuales enfocarlos. El documental se plantea, al igual que en los telecentros, como el paradigma textual que canaliza la visualización de las identidades locales; además, resulta ideal para cumplir los objetivos del centro.
Es entonces que TV Serrana deviene una feliz paradoja. La conversión de un inconveniente de peso para una televisora como lo es la no-transmisión en una clave de liberación, permite alcanzar al centro su verdadero status de media comunitario. Su existencia en la periferia del sistema comunicativo nacional ampara su carácter de expresión política. Además, dispensa la posibilidad de hacerlo, como sugiere Alfonso Gumucio Dragón para el cine comunitario, “en un lenguaje propio que no ha sido predeterminado por otros ya existentes, y pretende cumplir en la sociedad la función de representar políticamente a colectividades marginadas, poco representadas o ignoradas.” (Gumucio, 2014: 18)
Hay que destacar que no debe confundirse la habilidad desarrollada por TV Serrana para la socialización de su trabajo (lo que la ha llevado a transgredir las fronteras entre cine y televisión), o la relativa autonomía en cuanto a las decisiones de producción (provista, como se ha mencionado, por la preferencia de expresión a través del documental), con la idea de que esta institución existe al margen del control del ICRT. Contrario a lo sugerido por Stock (2009: 99), TV Serrana no es un medio ni independiente, ni alternativo. Responde a la misma política mediática nacional y no es auto-sustentado económicamente; por el contrario, es subvencionado por el estado cubano y se somete a la política presupuestaria del mismo, igual que cualquier otro telecentro.
Una de las claves de la efectividad de TV Serrana ha sido el establecimiento de redes de colaboración entre instituciones locales, nacionales y extranjeras. Ann Marie Stock celebra la habilidad de Diez para conjugar las agendas para el desarrollo de numerosos organismos y manejar su involucramiento en el proyecto (2009: 80). Además del gobierno de la provincia de Granma y la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), la UNESCO fue uno de los patrocinadores iniciales del programa al proveer de dos cámaras Super-VHS y supervisó su uso hasta el año 2000. Diez presentó la idea al ICRT en 1986 y fue desechada entonces, pospuesta por falta de financiamiento. En 1991 la expuso ante el Programa Internacional para el Desarrollo de la Comunicación (PIDC) de la UNESCO. De ahí salieron los equipos necesarios para crear el nuevo centro. Federico Mayor Zaragoza, el director de la UNESCO, inauguró TV Serrana el 15 de enero de 1993.
De ahí que la alineación de objetivos entre estos proyectos y aquellos propios de los medios domésticos es una actitud regular en TV Serrana y ha asegurado en gran medida la evasión desde este centro con respecto a varias de las problemáticas socioculturales comunes a la práctica documental en la región. Por ejemplo, en el 2007, la Fundación Ludwig apoyó en la digitalización de los materiales que se encontraban almacenados en formatos Super-VHS y DVC Pro. He ahí una de las razones por la que el patrimonio audiovisual creado por TVS no sufrió el mismo destino de deterioro que aquel producido por las televisoras locales en fechas similares.
Otra muestra de sinergia efectiva llevada a cabo es aquella que vincula la TV Serrana con la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños (EICTV). Esta última traslada a sus estudiantes de documental una vez al año hasta San Pablo de Yao para efectuar adiestramientos de realización. Tal relación proviene desde el año 1994, por lo que ha acompañado el desarrollo de TV Serrana desde sus orígenes. En esa primera visita se realizaron los filmes: El ojo ajeno (Verónica Córdoba), México al cubo en Cuba (Luciano Larobina), Mi única ambición (Harold Sánchez), Pájaro carpintero (Gabriela Valentán), Por los extraños pueblos (Norman Douglas) y Un trabajo difícil (Gabriel Baudet). Si bien en los comienzos de la alianza, la EICTV transportaba hacia la Sierra todos los recursos tecnológicos y humanos que necesitaba, con el tiempo, esta acción se transformó en un ejercicio llamado one-to-one, en el que los especialistas de TV Serrana orientan a los estudiantes en el mejor entendimiento de la zona y en técnicas de trabajo comunitario. Así se facilita su incursión en la región. Esta evolución demuestra el reconocimiento de los méritos alcanzados por la labor documental de la institución oriental. De igual manera, la EICTV ha otorgado becas para cursos de especialización a varios miembros de TV Serrana, lo que garantiza la adquisición de habilidades en el uso de las técnicas cinematográficas.
Herramientas participativas de realización documental
La participación es el fundamento de TV Serrana. La integración comunitaria alrededor del proceso de realización audiovisual ha demostrado su utilidad a la hora de posicionarse de manera crítica ante los procesos políticos y culturales que inciden sobre los territorios (Braden y Mayo, 1999: 198).
TV Serrana cuenta con una metodología de realización particular. Se promueve mucho tiempo de investigación (en comparación con la realización de los telecentros) antes de pasar a la filmación. Esta se estructura a partir de entrevistas y tiempo de vida con los sujetos de los filmes. Cada obra requiere una atención diferenciada. Freddy o el sueño de Noel (Waldo Ramírez, 2003) fue rodado en dos días, con apenas tiempo en la fase pre-producción. Bohío (Carlos Rodríguez, 2010) también tuvo una preparación corta y una filmación de pocas jornadas; además se editó en una mañana. Por otro lado, La vuelta (2008) de Ariagna Fajardo conllevó un proceso de investigación de cerca de seis meses y Mi herencia (2016), también de Fajardo, más de un año.
En los casi treinta años de vida de este centro no es común encontrar documentales donde haya habido algún tipo de asesoría externa especializada. Ello no significa que exista un divorcio con organismos de investigación científica. Especialmente en su primera década hay varios filmes que se apoyan en esta relación: Humus (Waldo Ramírez, 1993), Alevinaje (1994) y La Broca (1996), ambos de Daniel Diez, son ejemplos de ello. En épocas más recientes, la asociación con instituciones culturales como la Casa del Caribe, en Santiago de Cuba, ha favorecido la realización de documentales como Mi herencia (2016), dirigido por Ariagna Fajardo (Lloga, 2017). Estas obras, no obstante, se enfocan en temáticas vinculadas a culturas rurales e insisten en su carácter de promoción de identidades locales, no son de corte científico.
En cambio, la opinión de los habitantes de la Sierra es el principal recurso de veracidad explotado en las películas. El realizador va al lugar donde el filme se va a desarrollar y vive en esa comunidad por cierto tiempo. Una vez allí, participa de la vida regular del contexto. El punto es crear vínculos y promover un mejor entendimiento de la circunstancia donde el sujeto se halla ubicado. Este método parece reproducir en su intención el “ojo inocente” de origen malinowskiano (Grimshaw, 2011: 45) y busca compartir el mismo mapa cognitivo entre aquel-que-filma y aquel-filmado (Asch, 1973: 180).
Una vez que el filme es terminado, la première se lleva a cabo en la comunidad donde fue grabado, incluso antes de ser enviado a festivales o cualquier circuito de exhibición de mayor alcance. El fenómeno de “devolver” a la comunidad pretende establecer relaciones mucho más horizontales entre los productores y la audiencia-protagonista. Resulta un intento de reducir la brecha –la inevitable brecha determinada por el empoderamiento de sostener una cámara– entre estas instancias. Jean Rouch hizo de esta práctica un hábito para sus propios filmes y consideraba a aquellos filmados, su audiencia primaria (Ginsburg, 1991: 103; 2005: 111; Colleyn, 2005: 114; Heider, 2006: 32). Para la TV Serrana el estreno del filme es, ante nada, un acto político de compromiso social, pero al mismo tiempo es una oportunidad de retroalimentación y medición “de primera mano” del resultado de sus filmes.
De esta manera, la TV Serrana ataca la exclusión mediática de la Sierra Maestra en una doble vertiente. En primer lugar, el quehacer audiovisual en las montañas propone un encuentro inicial de las comunidades rurales con la producción mediática. Es una concurrencia que se propone ser comprehensiva, es decir, abarcar desde la producción hasta la exhibición de las obras. Además, persigue demostrar que los medios son herramientas útiles para la vida de la comunidad; lo mismo para la exposición de problemáticas de asuntos públicos, que para la celebración de los valores naturales, culturales e históricos de la localidad.
El segundo aspecto donde se hace evidente la misión de la TV Serrana es en la insistencia por insertar estas realidades en ambientes mediáticos a escala regional, nacional y global. La presentación de sus filmes en festivales es frecuente, además de participar con asiduidad en paneles y foros de debate concernientes al universo audiovisual.
La presencia mediática de la Sierra, dentro de la cultura visual cubana, cuenta con tres coordenadas fundamentales de representación: primero, las luchas independentistas (es el eje fundamental, involucra desde formas de cimarronaje esclavo hasta su epítome con el nacionalismo de la Revolución); segundo, la producción de café (en particular en la zona que Pérez de la Riva (2004: 198) llama el cinturón cafetalero de Santiago y Guantánamo, lo que incluye tanto la presencia francesa como antillana en la región) y tercero, una coyuntura natural agreste y exuberante, que simbólicamente es proyectada desde una teleología de autenticidad (recreado en una amplia variedad de formas).
El cine cubano asociado al Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) ha sido central a la hora de construir estos ejes de representación. Piénsese en las escenas iniciales de Soy Cuba (Mikhail Kalotozof, 1964). Desde el documental, Ciclón (Santiago Álvarez, 1963), la trilogía sobre Baracoa de Guillén Landrián (1965) y Por primera vez (Octavio Cortázar, 1967), refuerzan la idea de la ruralidad de la Sierra como un espacio aislado y escabroso.
En una cuerda distinta, la obra de TV Serrana ha provisto un cuerpo de imágenes que ha ampliado la comprensión pública del espacio montañoso del oriente cubano. El abanico de temáticas tratadas es coincidente con aquellas planteadas por Arias y Leyva (2017: 29) para los estudios rurales luego de 1993. Entre los asuntos más habituales de los documentales se encuentran:
- Alternativas productivas para enfrentar los bajos niveles de producción agraria. Ello desde la celebración de iniciativas locales –a menudo de carácter familiar– para enfrentar la escasez de recursos y una marcada atención a la cultura material de la región. Filmes como Alevinaje (Daniel Diez, 1993), SOS Café (Waldo Ramírez, 1994), Palabra de joven (Rigoberto Jiménez, 1995), Tiempo de cosecha (Carlos Y. Rodríguez, 2009).
- La revalorización de las identidades culturales a partir de una potenciación del orgullo local. Los filmes promueven las bondades de la naturaleza y de los valores éticos de la vida en los poblados. Entre el mar y la montaña (Rigoberto Jiménez, 1995), Maguaro, mi comunidad (1995) e Historia de una comunidad (2002) de Waldo Ramírez, Rompecabezas (Ariagna Fajardo, 2013)
- Postura crítica ante las ineficiencias de las empresas estatales y las políticas rurales, logrando que los documentales se conviertan en garantes de los derechos de los campesinos. Ejemplos como Despulpadora (Daniel Diez, 1993), CAI Masó (Waldo Ramírez, 1995), Un cariño poderoso (Daniel Diez, 1995), El hombre es un extraño lugar (Irina Landrove, 2013) y La última frontera (Carlos Y. Rodríguez, 2016). Algunos de estos filmes han logrado un verdadero impacto en la gestión política de los productos agrícolas, como A dónde vamos (Ariagna Fajardo, 2009), donde se realiza una crítica ácida a los precios impuestos a los productos y su relación con la despoblación de la Sierra.
- Temáticas relacionadas con la vida en espacio rural donde el cuestionamiento a los roles de género juega un papel fundamental. Varios filmes de Lenia Sainiut ha asumido esta cuerda con obras como Variaciones de la primavera (2007) y la serie Las hijas de Cibeles (2009).
El amplio espectro de temáticas abordadas por TV Serrana demuestra que la ruralidad de la Sierra es concebida como un entorno vinculado a una experiencia vital (estar-ahí). El gran volumen de imágenes y la variedad de sub-géneros del documental desplegados, comprende los ejes de representación ya existentes y los desborda con facilidad. La gestión de TVS ha ofrecido un panorama cultural de la zona que supera el ethos de la construcción simbólica de la región.
Debido a TV Serrana, la Sierra es un espacio contingente, que muestra problemáticas sociales (locales, nacionales, globales), que puede ser lejano y culturalmente único; pero que también es un ambiente de gran creatividad social. La presencia activa de sus imágenes en los espacios mediáticos en Cuba, ha sido definitoria en la transformación del lugar simbólico que, desde la nación, se ha otorgado al ambiente rural-montañoso-oriental. El reconocimiento alcanzado sostiene el argumento hecho por Stock (2009: 102): “A través de los esfuerzos de la TVS, las experiencias rurales figuran más prominentemente en el concepto de cubanía. El imaginario nacional ha sido alterado.”
Asegurar el futuro: la sostenibilidad mediática
La generación de fundadores de TV Serrana arribó desde las ciudades y poseía una formación humanista o experiencia como profesionales de los medios. Daniel Diez vino desde La Habana, donde trabajó junto a Santiago Álvarez en el Noticiero ICAIC Latinoamericano y en la televisión nacional; Rigoberto Jiménez y Waldo Ramírez eran recién graduados de Filología e Historia del Arte en la Universidad de Oriente. Y de ellos, solo el primero era nativo de la zona (Buey Arriba). Carlos Y. Rodríguez comenta que “quizás por eso es el que mejor ha representado el tempo de sus habitantes” (2017: 271).
Además de la creación de documentales, estos pioneros participaban en la promoción cultural de las comunidades a través de la realización de video-debates, talleres de creación con los niños y en acciones de formación de una conciencia ambiental. Todo ello fomentó un accionar que se ha mantenido con regularidad, lo que ha convertido a TV Serrana en el núcleo de cultura artística de la municipalidad de Buey Arriba. Desde 1994, la institución desarrolla la Cruzada Audiovisual, una alternativa para suplir la ausencia de una señal trasmisora. Durante la Cruzada, los realizadores se trasladan hacia alguna zona montañosa y desde allí no solo desempeñan su labor de promoción cultural, también se realizan documentales sobre el territorio seleccionado.
El reconocimiento de la obra de TV Serrana comienza hacia finales de los años noventa. Algunos filmes como Tocar la alegría (Marcos Bedoya, 1995) lograron cierta popularidad gracias a una exposición muy inocente y empática de los habitantes de la zona oriental. Dicha representación abrió una línea de reconocimiento que sería explotada con mayor profundidad en los años posteriores. Filmes como Jon de la loma (1999) o Freddy o el sueño de Noel (2003), de Waldo Ramírez, continúan ese modelo.
La imagen humilde y alegre del campesino montañoso fue apoyada a través de una exploración de la cultura material que celebra la imaginación e inventiva de los pobladores de la Sierra. De ahí salen las obras más reconocidas de este período: Oficios de hombres (1998) y La chivichana (2000), de Waldo Ramírez, Al compás del pilón (Carlos Y. Rodríguez, 2002) o La cuchufleta (Luis Guevara, 2005). Son filmes que muestran la exuberancia del ambiente y prácticas culturales propias de la localidad.
En una rama diferente, Las cuatro hermanas (Rigoberto Jiménez, 1997) atiende otras circunstancias. Hay un mayor acercamiento a los personajes. El campo ya no es presentado como un contexto romántico sino como un ambiente rico, pero a la vez hostil. Jiménez fortalece su identidad creativa con filmes que ofrecen perspectivas similares. Los ecos y la niebla (2004) y Como aves del monte (2005) son dos ejemplos. Junto a otras películas que exponen problemáticas que afectan a las comunidades, TV Serrana constituye una propuesta profunda de indagación social.
Dentro de la misión de fundación de este organismo, se consideró siempre que debía ser capaz de formar a los residentes de las montañas en el manejo de los medios de comunicación, con el fin de que contaran sus historias. Durante años, gracias a la acción del Centro de Estudios para la Comunicación Comunitaria y los Grupos Alternativos (surgidos en 1998), la TV Serrana impartió talleres en los que los jóvenes se preparaban, además, desde un punto de vista teórico (con cursos sobre dramaturgia, producción, guion, cultura general, etc.) y se entrenaban en el uso de la técnica. Los Grupos Alternativos de Creación salieron de los talleres impartidos por TV Serrana a pobladores de la Sierra. El primero se formó en el municipio Bartolomé Masó y de esa colaboración salieron dos filmes Fiestas tradicionales del Zarzal (Creación colectiva, 1999) y La chivichana (Waldo Ramírez, 2000). Otros grupos fueron fundados en diferentes comunidades como Buey Arriba (realizaron Tu querer y mi sentir, 2001, y Como aves en el monte, 2005, ambos dirigidos por Rigoberto Jiménez) y Niquero (Problemas en el órgano y Un oficio perdido, 2014, de David Morales).
Con la entrada del nuevo milenio, se produce un cambio generacional. En el año 2001, Daniel Diez es promovido a Vice-presidente del Instituto Cubano de Televisión. En el 2004, Waldo Ramírez pasa a ser director del nuevo Canal Educativo 2 y se traslada a La Habana. Al año siguiente, Marcos Bedoya emigra a Venezuela donde continúa su labor asociada a los medios. Kirenia Jeréz, quien, aunque no es fundadora trabajó en TV Serrana desde 1999, fue contratada como productora del Canal Habana y se reubica en la capital. A las alturas del 2006, Rigoberto Jiménez, el único director que quedaba allí, recibe un puesto como profesor de la Cátedra de Televisión y Nuevos Medios de la EICTV, en las afueras de La Habana.
Ante esta difícil coyuntura, el accionar de la TV Serrana fue asumido por una nueva generación de realizadores entrenada por la propia institución. Desde los Grupos Alternativos de Creación surgieron los nuevos especialistas. Desde la municipalidad de Masó se incorporaron la editora Rosaida Rodríguez en 2004 y, un año después, la productora Regla Aguilar. El grupo de creación era dirigido por Luis Guevara, de San Pablo de Yao, quien desde 1996 trabajaba como fotógrafo y director de documentales. A partir de un taller de creación realizado en el 2006, se incorpora como directora Ariagna Fajardo, también de allí, y Lenia Sainiut, proveniente de Manzanillo. Así, junto a Carlos Y. Rodríguez, conformaron el nuevo equipo encargado de dirigir los documentales. El grupo de creación incluye, además, la editora Kenia Rodríguez, de Buey Arriba; los productores Carlos Rodríguez Fontela, de Magüaro; Pablo Barbán, de El Cedrón y Julio Vega, de San Pablo de Yao; y los sonidistas Pedro Espinosa, de Yao Vivero y Alfonso Fontela, del propio San Pablo de Yao.
Es así que la TV Serrana completa un ciclo de verdadera transferencia tecnológica y educación comunicativa. Por más que la UNESCO haya declarado el cumplimiento cabal de la participación comunitaria por parte de TV Serrana en el año 2002, a las puertas de su primer decenio (Stock, 2009: 98), no es sino hasta esta coyuntura de sucesión de sus miembros que se puede hablar de una efectiva imbricación con la coyuntura social. La sostenibilidad, o sea, la capacidad de concebir soluciones locales efectivas a crisis como la necesidad de personal especializado, determina el anclaje definitivo del proyecto mediático en las esencias del espacio local.
La relación entre la nueva generación y aquella fundadora no radica en un traspaso de responsabilidades, sino en una filosofía orgánica de continuidad y compromiso para con la imagen rural montañosa. Por consiguiente, la cualificación de TV Serrana como una televisora comunitaria, puesta en desconfianza por su filiación a la estructura gubernamental y su política mediática nacional, es alcanzada cabalmente al demostrar la sostenibilidad de su programa.
Las entrevistas realizadas a dos de las documentalistas de TV Serrana revelaron la defensa de una ideología de continuidad, expresada en lealtad a las necesidades de la comunidad y al seguimiento de los posicionamientos de los fundadores. Ante la interrogante sobre influencias y paradigmas actuantes en sus filmes, Ariagna Fajardo declaró su deuda con Daniel Diez y su responsabilidad con el bienestar de los protagonistas de las historias. Lenia Sainiut, por su parte, en entrevista con el autor, confesó el seguimiento de la obra de Rigoberto Jiménez, de quien admira su vínculo con los sujetos y su visión del entorno local (comunicación personal, 23 de enero, 2018).
El logro de formación de un capital humano local que asegure la continuidad del proyecto, coloca a TV Serrana como un fenómeno exitoso dentro del ámbito de los medios comunitarios. Ello es relevante si se compara la experiencia con respecto a otros países del continente. Por ejemplo, Acevedo plantea que los escenarios comerciales ahogan las posibilidades de conformación de personal estable en los medios comunitarios de Perú (2017: 98).
La existencia de la TV Serrana propone una paradoja significativa para la comprensión del panorama audiovisual de la región oriental de Cuba. Si se considera que esta institución es la principal productora de documentales de la región, con más de quinientas obras producidas desde 1993 hasta la actualidad, se torna factible la pregunta ¿el documental en el oriente de Cuba es una manifestación rural?
Por un lado, TV Serrana, desde su centro en San Pablo de Yao, ha registrado las realidades de la cordillera montañosa del sur del oriente cubano. Los filmes de esta institución han recorrido lo mismo pequeñas poblaciones rurales que se han enfocado en individuos que habitan en lo más recóndito de la geografía de la Sierra. En su accionar yace la voluntad de cubrir el amplio espectro de la cotidianidad del campesino serrano, de ofrecer una comprensión compleja de las relaciones establecidas entre los individuos y su entorno.
Por otro lado, los telecentros radican en las ciudades más importantes de la región oriental y su producción audiovisual evidencia una concentración en las áreas urbanas. Su documentalística ha mostrado mayor movilidad que otras formas de su programación (programas de variedades o de facilitación social, en su mayoría anclados en los espacios citadinos) y se desplaza con frecuencia dentro de las provincias correspondientes; sin embargo, el traslado tiende a la exploración de los linderos a las ciudades. Luego de la fundación de las corresponsalías municipales –proceso iniciado en el año 2003 (Herrera, 2013)–, zonas como Palma Soriano, en Santiago de Cuba, Baracoa, en Guantánamo, y Manzanillo, en Granma, han incorporado la realización documental a su quehacer; lo que logra un balance en la relación campo-ciudad propia de los territorios.
De ahí que este estudio defiende el argumento de que el documental de la región oriental no es un fenómeno rural, sino que es una instancia perteneciente a un mediascape pluricéntrico, con lo cual reproduce las características de la región misma (Venegas, 2007: 33). Ninguna otra región de Cuba muestra el equilibrio de representación rural-urbano que se experimenta en el oriente de la Isla.
Si se asume, junto a Bhabha (2002: 82) que “sólo podemos comprender los poderes del lenguaje colocando la violencia del signo poético dentro de la amenaza de la violación política”, entonces se hace evidente que el texto audiovisual, que enarbola un tropo en el que lo local es resaltado a partir de su exclusión del meta-relato mediático del estado-nación, constituye una acción política. El posicionamiento de un discurso sobre un ambiente sub-alterno local, alinea la TV Serrana y su propuesta de representación con aquellas formas audiovisuales encontradas en las televisoras locales de la región oriental. El empleo del documental como estrategia textual de construcción fílmica (en lugar de la ficción o cualquier otra variante) es coincidente en ambas instancias y proporciona la cualidad de multiplicar sus mecanismos de socialización a través de sus variadas formas de exhibición.
Conclusiones
Este artículo analizó el desarrollo de la TV Serrana como una institución mediática que, a pesar de hallarse en una zona intrincada de las montañas orientales de Cuba, ha alcanzado un reconocimiento significativo en cuanto a la producción documental. Se examinó el posicionamiento del centro con respecto al sistema de medios en Cuba y se concluye que la no-transmisión de contenidos, contrario a lo que pudiera parecer, no ha supuesto un freno para la gestión efectiva de la institución, sino que, por el contrario, ha obligado a la entidad a desplegar acciones funcionales de asociación creativa con instituciones, comunidades, gobiernos locales e individuos. De igual forma, la no-trasmisión ha favorecido una producción que elude parcialmente el control de emisión de contenido ejercido sobre los medios en Cuba, en particular de las televisoras locales, y ha provisto, al mismo tiempo, la posibilidad de una conexión mucho más profunda con las identidades locales de los territorios donde se han realizado sus filmes.
El vínculo con la cultura local ha permitido un proceso de traspaso tecnológico efectivo y la generación que dirige TV Serrana en la actualidad proviene de la región misma y es completamente formada por el propio centro. Para asegurar este logro la institución ejecuta acciones propias, como los talleres de creación y los cursos que se imparten con regularidad en el centro; pero también insiste en acciones externas, es decir, a partir de una sólida asociación con organismos del Ministerio de Educación Superior, como la Universidad de Oriente o el Instituto Superior de Arte (ISA), y otros como la EICTV, se garantiza el crecimiento profesional de miembros de las comunidades de las montañas del oriente cubano. Ello le ha permitido orientar su gestión mediática en la cuerda sugerida por Braden y Mayo (1999: 202), esto es, no hacia la técnica, sino hacia una educación del uso de la misma como facilitador comunitario, lo que ha permitido a los pobladores de la Sierra emplear el audiovisual en función de sus propias necesidades y como forma de participación de los espacios públicos.
TV Serrana ha provisto de un catálogo vasto de la vida en las montañas cubanas. El espacio rural oriental de la Isla encuentra en esta institución su cronista más certero, uno que no sólo es prolífico en su decir sino profundo en su función. La experiencia comunitaria de TV Serrana ofrece tres elementos claves de sostenibilidad: la sinergia con organizaciones de distintas escalas (local, nacional y trasnacional), la consonancia con las políticas actuantes (aprovechar el momento oportuno y propiciar la coincidencia de los objetivos de trabajo con aquellos que movilizan la toma de decisiones a diferentes niveles) y el desarrollo de programas de capacitación local que permitan una transición exitosa de medios y conocimientos hacia la comunidad. La articulación de estos tres elementos no asegura el éxito de la gestión, toda vez que los media comunitarios rara vez son económicamente auto-sustentados y resultan, por tanto, dependientes de fuentes de financiamiento externas. Pero la ejecución acertada de esta tríada fortalece las posibilidades de continuidad de los proyectos comunitarios y TV Serrana así lo demuestra.
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