El año 2017 resultó ser uno de los más importantes en la carrera de Ernesto Ardito. Junto a su pareja y colaboradora habitual, Virna Molina, lanzó su debut en la ficción con Sinfonía para Ana, film que gozó de un importante reconocimiento de la crítica y del público. Además unos meses antes estrenó su segundo documental en solitario: Ataque de pánico. En un primer vistazo, este film parece inaugurar una nueva etapa en la obra del realizador, con un abordaje estético y una temática inaudita en su trabajo previo, pero con el correr de los minutos revela nuevas facetas que permiten trazar puentes con sus trabajos previos. Ataque de pánico, cuyo subtítulo es “Esclavos del miedo a la muerte”¸ es un documental sobre la aflicción que le da título, un trastorno de ansiedad que afecta a cada vez mayores sectores de la población –entre los cuales se incluye el documentalista.
El film se inicia con una serie de planos ralentizados de gente caminando en una calle mientras se escuchan sonidos disonantes, generando de esta manera un clima ominoso, el cual se mantendrá hasta el final. A continuación ingresan una serie de audios de noticieros en diversos idiomas que informan sobre asesinatos y ataques terroristas. Finalmente ingresa el relato over: “Temblores, ahogo, sudoración, palpitaciones, opresión, nauseas, mareo, despersonalización, escalofríos y sofocaciones. El aumento de estos síntomas y la pérdida de control desencadenada conlleva a creerse morir. A creer tener un infarto, un ACV, o creer volverse locos”. El título Ataque de pánico toma presencia y deja en claro la temática.
A continuación el film presenta la historia de diversos pacientes, a los que escuchamos pero no vemos (los graphs nos indican nombre, edad y profesión de los testimoniantes). De esta manera Ardito planta el germen de una de sus hipótesis: se trata de una condición colectiva y no personal. Cada uno cuenta los síntomas descriptos previamente y la sensación de muerte que se apoderó de ellos durante sus primeros episodios. Las imágenes ilustran los relatos y transmiten el sufrimiento experimentado: tormentas y sonidos de truenos, planos acelerados de la ciudad y de hospitales.
En este sentido, se puede ubicar a Ataque de pánico dentro de una tendencia actual del documental que busca incorporar elementos del cine de género ficcional, en este caso en particular el intertexto remite al cine de terror –este aspecto queda manifiesto tras la mención del autor H.P. Lovecraft en un momento del film–. El documental presenta múltiples similitudes con The nigthmare (Rodney Ascher, 2015), centrado en la parálisis del sueño que presenta los testimonios de ocho personas que padecen dicho trastorno. Al igual que Ataque de pánico, el film estadounidense se propone reconstruir las experiencias narradas mediante imágenes que dialogan con el cine de terror. A diferencia de este caso, Ardito no apela a las reconstrucciones con actores profesionales, sino que recurre a la manipulación de imágenes que adquieren un valor simbólico y a múltiples golpes sonoros.
Sin embargo, el propósito del cineasta no es realizar un documental con casos de testimoniantes sino que también es rastrear la historia de la enfermedad y explicar los motivos por los que cada vez más gente experimenta estos ataques. Para eso presenta una serie de entrevistas a especialistas en la temática. A diferencia de los testimonios, los entrevistados aparecen frente a cámara explicando los tópicos tratados, lo que permite distinguirlos rápidamente y revestirlos de autoridad.
A esto se suma finalmente el relato over, de corte clásico, que se desarrolla sobre el rico montaje de imágenes que incluye diversos materiales de archivo, imágenes de la televisión, etcétera. Mediante este relato, el film desarrolla sus hipótesis que relacionan el incremento de casos de los ataques de pánico con situaciones sociales y la “cultura de miedo”. Ardito ofrece un análisis del mundo tecnológico que habitamos y el rol de los medios de comunicación con su bombardeo continuo. En esta indagación al presente asoma el carácter militante representativo de toda su obra: la crisis argentina del 2001 y el atentado a las Torres Gemelas, según el realizador, “desataron masivamente la enfermedad” generando pánico la sensación de que “no nos cuidaron quienes debían defendernos”.
En Ataque de pánico, mezcla de documental de investigación médica, relato de terror y análisis sociológico, la militancia de Ardito se resignifica partiendo del análisis de una enfermedad para denunciar la cultura actual.
Pablo Lanza
Ficha técnica
Dirección: Ernesto Ardito. Guión, Cámara, Sonido y Montaje: Ernesto Ardito. Producción: Ernesto Ardito y Virna Molina Animaciones: Virna Molina Música Original: Ernesto Ardito. Origen: Argentina. Duración: 76 minutos. Año: 2017.