Por Struan Gray1
Este texto aborda el reciente estallido social en Chile a través de entrevistas a cinco colectivos audiovisuales. Partiendo de experiencias personales del estallido, las respuestas construyen una historia compleja y multifacética, ofreciendo reflexiones incipientes, pero urgentes, sobre el rol del cine frente a las protestas. El 18 de octubre de 2019, Chile vivió una revuelta social sin precedentes desde los años 80. Las protestas comenzaron en respuesta al aumento en el precio del viaje de metro. 30 pesos fueron suficientes para liberar una explosión de rabia acumulada: contra el gobierno de Sebastián Piñera, contra el Estado y contra el sistema económico neoliberal que fue instalado durante la dictadura de Augusto Pinochet.
En la última década, una sucesión de movimientos sociales ha cambiado el paisaje político en Chile, incluyendo el movimiento estudiantil, el movimiento No Más AFP contra el sistema privado de pensiones, y el movimiento feminista. El estallido de octubre creció con estos movimientos, creando un entorno político a la vez caótico y efervescente. Millones de personas tomaron las calles por todo el país. Estaciones de metro, supermercados y farmacias fueron quemadas como símbolos emblemáticos del Estado, del capital y de la especulación. Plaza Italia, el eje central de Santiago, fue renombrada Plaza de la Dignidad y se convirtió en el espacio público más emblemático del movimiento. En las comunas y territorios emergieron asambleas comunales para discutir y organizar los siguientes pasos y para proveer seguridad a sus integrantes. Desde el principio, las fuerzas policiales y militares reprimieron el movimiento con un nivel de violencia similar a los años de dictadura. Casos de tortura, presos políticos y violentas cargas policiales fueron una constante, y fallecieron 36 personas. Durante este periodo, algunos cineastas chilenos se volcaron a las calles a grabar, acompañados por miles de personas que compartían el impulso de registrar y denunciar lo que estaba pasando.
Mientras todo el mundo grababa, surgieron numerosos colectivos audiovisuales dedicados a documentar el movimiento. Algunos, como MAFI (Mapa Fílmico de un País), ya tenían experiencia en la representación de movimientos sociales, y podían coordinarse en una gran red de realizadores. Otros, como Chile in Flammen y Registro Callejero, se formaron orgánicamente en respuesta al estallido, usando el cine documental como una herramienta para transmitir información al extranjero y para denunciar las acciones de los carabineros. Los colectivos CEIS8 y CaosGermen tenían una relación más creativa y especulativa con el cine, y afrontaron el reto de pensar colectivamente cómo el cine experimental podía apoyar e intervenir en el movimiento. Por lo tanto, los fragmentos de entrevistas incluidos aquí no comunican una visión única del rol del cine documental dentro de los movimientos sociales, sino que dibujan una gama amplia de emociones, opiniones y fines políticos. Al mismo tiempo, hay temas, experiencias y conceptos políticos recurrentes, dando consistencia al espíritu de un movimiento que no tiene rostros ni líderes. Aunque las personas entrevistadas forman parte de grupos específicos, sus respuestas no deben ser leídas como manifiestos, ni como discursos representativos del colectivo, sino como reflexiones personales sobre la experiencia de trabajar colectivamente.
Las entrevistas incluidas en este artículo fueron realizadas en marzo y abril de 20202, la mayoría por video-llamada. En esos meses, la crisis sanitaria de covid-19 ya había confinado a todos y todas en sus casas, poniendo fin a cinco meses de protesta. Las perspectivas de los entrevistados y las entrevistadas emergen, en este sentido, de una compleja coyuntura histórica marcada por la incertidumbre y el dolor. A pesar de ello, las diversas respuestas insisten en la importancia de hablar y reflexionar sobre los sucesos acaecidos en los últimos meses, como una labor de memoria, y para que la revuelta continúe.
Los colectivos
CaosGermen es un colectivo de experimentación audiovisual que se formó en el año 2015, originalmente compuesto por tres alumnos del magíster en Cine Documental del Instituto de la Comunicación e Imagen (ICEI) de la Universidad de Chile. Organizan muestras para compartir y discutir sus propios trabajos, y los de otros, desarrollando la idea de que cada obra es una obra en proceso. El 25 de octubre de 2019 lanzaron la convocatoria Ya No Basta con Grabar, buscando obras sobre el estallido social que utilizaran imágenes ya en circulación3.
CEIS8 es un grupo dedicado a la experimentación, investigación y colaboración plástica de los formatos análogos del cine. Pone énfasis en la creación de un espacio creativo donde se puede explorar el cine como un medio visual y corporal. Se enfoca en tres aristas: la producción de obras experimentales, talleres y muestras en su taller en Santiago. En respuesta al estallido, produjeron una obra compuesta de cinco proyectores que representan diferentes elementos de la revuelta4.
Chile in Flammen es un colectivo organizado por cuatro mujeres chilenas que vivían en Leipzig, Alemania, cuando empezó el estallido. Sin previa relación con el cine, empezaron con la idea de registrar lo que estaba pasando en Chile para informar a un público internacional y generar solidaridad. Han producido dos documentales: Chile en llamas, lanzado en noviembre de 2019, y Chile in Revolte: testimonios de una crisis política de abril de 20205.
Formado en octubre de 2019, el colectivo Registro Callejero es una plataforma que reúne artistas, cineastas y ciudadanos para registrar y distribuir imágenes diversas del estallido. Se enfoca en la documentación de testimonios y eventos, tomando posición entre el cine y el periodismo. Tiene una red internacional de contactos que utiliza para generar conciencia afuera de Chile sobre el movimiento social y los crímenes de las fuerzas policiales6.
Formado en 2012, MAFI (Mapa Fílmico de un País) es uno de los colectivos más establecidos de Chile. Utiliza el formato de la cámara fija y el sonido directo como una perspectiva colectiva para construir un mapa fílmico de Chile, que está siempre bajo construcción. El grupo está organizado alrededor de tres aristas: la plataforma Mafi.tv, que colecciona y organiza imágenes de una red grande de colaboradores; la producción de largometrajes sobre temas específicos; y Escuela MAFI, que organiza talleres. Desde el inicio del estallido, ha publicado contenido en sus redes, y produjo el cortometraje documental Octubre7.
Los primeros días del estallido
Daniela Sabrovsky (CaosGermen): Fue muy sorprendente. Jamás me habría imaginado que podía suceder en un país que había estado más o menos pasivo. Había habido movimientos, pero más bien puntuales, jamás de esta magnitud, de un pueblo más bien pasivo, un pueblo muy oprimido desde la dictadura, pero también desde antes. Bueno, hubo unos años, que yo no viví, de la Unidad Popular, que fueron muy efervescentes, pero después de eso hubo un apagón tremendo y fueron muchos años de sufrimiento. Yo nací el año 75, en plena dictadura. […] Entonces este movimiento, que es transversal, que tiene una magnitud impresionante, nos devuelve esta sensación de comunidad [que] estaba perdida. Después hubo algunas fragmentaciones, como todo movimiento, [este] tiene sus conflictos. Pero a mí lo que me sorprendió también es que algo totalmente espontáneo haya cristalizado en una demanda muy puntual, que es el cambio de Constitución. Algo impensado, algo que jamás nos habríamos imaginado que en un mes esto desembocara. […] Esta sensación de que la vida cambió totalmente viene de ese día, el 18 de octubre. En que tenemos la sensación de que no vamos a, y no queremos tampoco, volver a la normalidad.
Rebeca Gutiérrez (Registro Callejero): Lo bueno, lo malo. Pasábamos de la euforia máxima de ʽoh, está pasando, qué buenoʼ y después depresión máxima. […] Yo me hice la fuerte en los primeros tres días. Estuve marchando, salí, desafié el toque de queda, y el tercer día yo creo que me quebré, porque vivo cerca de la Escuela de Carabineros, y el helicóptero lo pasan muy bajo de los edificios toda la noche, cada media hora, a propósito. Eso lo hicieron durante tres meses, hasta diciembre. Y en verano pararon, y esta semana volvieron a hacerlo. Pasa el helicóptero con luz, y te van así como atemorizando, que están vigilando, están vigilando. Y yo a la tercera noche no pude dormir más, me vino una crisis de pánico, llorando.
Felipe Morgado (MAFI): Me acuerdo que después de ese día volví a Quilpué en la noche, que es un pueblo más chico. Nunca había tenido manifestaciones tan grandes. Al contrario, casi nada. Pero también estaba en llamas: barricadas en cada esquina, manifestaciones, todo el mundo en la calle. Y era hermoso ver unas manifestaciones así, una revuelta que hizo sentir que era a nivel nacional.
Melisa Matzner (Chile in Flammen): Antes del estallido no nos conocíamos. Ninguna de nosotras, prácticamente. Y cuando pasó el estallido, nosotras estando en el extranjero (Leipzig, Alemania), obviamente quisimos también participar de todo lo que estaba pasando. Era muy fuerte la sensación de recibir imágenes de violación a los derechos humanos, estando acá. [Se sentía] como una impotencia. Y sobre todo, esto de no poder estar en la calle, poniendo el cuerpo, manifestándose.
Sobre la respuesta de los colectivos
Matías Illanes (CEIS8): Fue nuevamente muy orgánico lo que nos pasó cuando ocurrió el estallido, la revolución, y quisimos ir a filmar. Todas las personas instantáneamente estábamos filmando cosas en la Plaza Dignidad, tratando de registrar lo que estaba ocurriendo […]. Pero creo que una revolución no es fácil para nadie. Lo que nos pasó, y para lo que no estábamos preparados, era sentir que cualquier cosa que estuviéramos haciendo no tenía ningún sentido en relación a las demandas sociales de ese momento, y a lo que le estaba ocurriendo a muchos compañeros y compañeras en las calles: gente que estaba perdiendo los ojos, gente que estaba siendo abusada, demandas que no estaban siendo oídas por gobiernos sordos. Entonces hubo una incontinencia fílmica de registrar esto. Hubo una cosa muy automática y después vino un momento donde dijimos «bueno, esto no tiene sentido, ¿por qué estamos registrando esto? No queremos ponerlo a disposición de las lógicas […] de una consigna, o de un video en Instagram». Entonces tratamos de ensamblar una idea visual que fuera distinta, que dialogara un poco más con el momento que estábamos viviendo. Entonces de allí nació la idea de usar cinco proyectores al mismo tiempo, que cada proyector representara, de alguna manera, un elemento, y que todo esto confluyera en la idea de revolución.
Inti Gallardo (CEIS8): Yo quiero decir que sí nos cambió [el estallido], claro que nos cambió en principio, porque esta fue la primera vez que logramos completar una obra colectiva, juntos, que sea una obra de todos y todas los que pertenecemos al colectivo. Eso era algo que nos había costado durante un tiempo. Lo habíamos intentado muchas veces, salíamos a filmar en conjunto y nunca pudimos cuajar algo, y creo que esto fue un momento importante donde no hubo dudas de que íbamos a estar todos y todas en esto, de una u otra manera. […] El tener un grupo, o un espacio de pertenencia colectivo dentro de una movilización social más grande, es súper contenedor, porque finalmente sabes que no sales solo a la calle y que estamos todos, todo el tiempo, preocupados de lo que nos pasaba.
Melisa Matzner (Chile in Flammen): Con todos estos videos que llegaban, surge la idea de querer hacer algo para poder visibilizar todo lo que estaba pasando en el extranjero […]. Y yo creo que en unos siete días se armó el proyecto, en realidad. Fue muy rápido. Es súper importante saber que ninguna de nosotras cuatro se vincula con el mundo del cine. […] Fuimos aprendiendo en la práctica a hacer esto. Eso es importante. […] Y yo creo que más que cine es una herramienta buena para nosotras en este momento. Necesitamos mostrarle a la gente lo que está pasando en Chile, pensando en toda la gente que no está en Chile, y para que en Chile también se sientan apoyados con eso. Ese era el objetivo.
Javiera Prada (Chile in Flammen): Era «OK, tenemos que hacer un docu. Hay que trabajar hasta la hora que hay que trabajar» […]. Nos cuesta considerarlo como trabajo porque se mueve desde una necesidad muy visceral, muy del estómago, es decir, siento que estoy haciendo algo que tiene sentido. Surge de allí. Siento que para todas no importaba si había un beneficio económico, no, porque eso no era importante. Lo importante era mostrar lo que estaba pasando, informar, visibilizar esto, poder sacar un poco lo que teníamos adentro también, medio terapéutico […].
Daniela Sabrovsky (CaosGermen): Vino el estallido social. A través de nuestro Instagram y nuestro Facebook lanzamos una convocatoria. Sentimos que teníamos que hacer algo en ese momento, y nos preguntábamos también qué es lo que deberíamos hacer. Y pensamos que había muchas cámaras grabando rápidamente, estaba lleno de cámaras. Por un lado, estaba lleno de cámaras aficionadas, lleno de celulares, este fenómeno tan potente, tan importante, y, por otro lado, estaban los cineastas. Los cineastas que grababan bien, que todo el rato decían que estaban saliendo a grabar. Y nosotros nos preguntamos «¿por qué, si está lleno de cámaras, nosotros tenemos que salir a grabar ‘correctamente’, o con nuestro conocimiento?». Entonces decidimos lanzar esta convocatoria no para que la gente saliera a grabar, sino para que utilizara imágenes que ya existían y las organizara, las editara.
Tamara Uribe (MAFI): En general, en ese momento MAFI estaba un poco detenido, porque estábamos dedicados a otras cosas, estábamos resolviendo temas de organización, de presupuestos […]. No estábamos grabando en la calle para nada. Y pasa esto, y no entendemos. Yo creo que, al igual que el mismo gobierno y que la mayoría de gente, no nos adelantamos para nada a lo que iba a pasar. Fue una sorpresa. Y uno tiene este impulso del registro, de algo que tú sabes que es histórico porque por la experiencia entiendes que era algo diferente, no era cualquier protesta. Acá hay protestas todos los años, hay movimientos sociales que se han ido organizando, pero lo que pasó en octubre fue otra cosa. […] Comenzamos a grabar por instinto y luego fue muy bonito ver lo que empezó. No fuimos solo nosotros los que salimos a grabar con trípode, sino que empezó a salir mucha gente que no conocíamos en Chile, a hacer esto. Yo en ese momento dije «bueno, estamos grabando, estamos grabando, ¿qué vamos a hacer con esto? Hay que guardar este archivo», y me dediqué al montaje de todo esto. Me instalé, me senté en el escritorio, me dije «bueno, desocupemos discos duros», y dije «aquí tenemos que guardar esto y ordenarlo porque parece que va a seguir».
Felipe Morgado (MAFI): Lo que hicimos en ese momento como colectivo fue organizarnos en torno a la seguridad de cada uno. En ese momento en Chile la violencia por parte de los carabineros era brutal. No se demoró mucho el gobierno tampoco en sacar los militares a la calle. Ya estaban apareciendo imágenes de gente lesionada. Entonces nos organizamos como colectivo principalmente para reguardar la seguridad de cada realizador y realizadora; tener un protocolo de acción en caso de que nos llevaran detenidos o detenidas; poder conseguir antiparras, máscaras de gas para las lacrimógenas, etc. Octubre fue avanzando y después se metió noviembre, y como sabemos, la violencia no decayó sino que aumentó.
Rebeca Gutiérrez (Registro Callejero): Como salió tanta gente a grabar [durante el estallido], en esa primera semana sufrimos de lo que llamaron el cerco comunicacional. […] Yo vengo más de las comunicaciones. Entonces a mí, lo que me interesaba era contactarme con otras personas para hacer llegar este material, de alguna forma verificado, y enviarlo a redes internacionales, para que se digiriera lo que estaba pasando en Chile. […] Después esto se abrió, pero los primeros días fueron críticos, y estuvimos además en toque de queda. Entonces, los tiempos han cambiado un montón, y todo el mundo graba con celular, cámara, y había una sobrepoblación de material, fake news, una polarización tremenda. Entonces el colectivo nace primero con esta idea de romper el cerco comunicacional. Armamos dos líneas: una línea de comunicación con medios internacionales, hicimos una base de datos, tuvimos un WhatsApp y había un montón de periodistas de habla hispana […]. Y lo otro fue [lanzar] una convocatoria a gente que ya estaba grabando, podía ser cualquier persona, que nos enviaran material. Nosotros lo sistematizamos y poníamos la cortina, y generamos un canal. Y funcionó.
Formatos, estéticas, materiales y modos de registro
Tamara Uribe (MAFI): Pensamos que este formato, que era un formato de observación, del plano fijo, algo tenía que aportar en esto, como que estaba funcionando. Y no entendíamos muy bien, porque las imágenes que en general se estaban compartiendo […] eran imágenes de denuncia, de militares tomando a alguien detenido […], videos de carabineros golpeando a personas. Todo era en un tono de denuncia, de poder fiscalizar el abuso excesivo de las fuerzas que estaba sucediendo. Y en nuestro caso, al tener un trípode y una cámara fija, tú no puedes hacer eso, porque estás con la cámara, es decir, donde te quedas, no te puedes mover. Es un poco extraño. Pero por otro lado, es un formato que es muy analítico. Al tomar una distancia te permite simplemente quedarte a observar. Y yo siento que eso para mí, para nosotros mismos, que no entendíamos lo que estaba pasando, era confortante. Era una forma de mirar lo que estaba pasando, y una forma de tratar de comprender lo que estaba pasando.
Martina Schliessler (Chile in Flammen): La intención de los testimonios, las entrevistas […] era mostrar el punto de vista más allá de solamente las marchas y las escenas de violencia callejera que se veían en la calle. Ya vemos que la gente está luchando contra la policía, están pasando estas confrontaciones, etc. Pero, ¿por qué?, ¿cuáles son los testimonios más allá de las protestas, los distintos relatos, los distintos segmentos de la población? Sí, el testimonio era para profundizar más en el tema, para profundizar más en las experiencias de la gente que llevan a este movimiento.
Daniela Huenchuan (Chile in Flammen): Sí, veíamos esto de las manifestaciones, de los enfrentamientos con las fuerzas especiales […]. Eso es muy bueno obviamente para conocer, pero estaba muy repetido en YouTube o en las redes, y queríamos mostrar algo que fuera completamente diferente. […] Queríamos que [en este nuevo documental] apareciera la gente que está participando en el movimiento —que no es solo la gente que se va a manifestar a Plaza Dignidad o las plaza centrales de sus ciudades, sino también la gente que se está organizando— […]. Desde todas las aristas, queríamos que contaran su perspectiva y su visión del movimiento. Y por eso queríamos que fuera un relato desde las personas y no contado por nosotras.
Inti Gallardo (CEIS8): Hicimos un par de laboratorios abiertos y esa fue otra forma de estar dentro del movimiento. No solo desde el registro y desde la necesidad de estar documentando lo que estaba pasando en la calle. También hablando sobre esto, porque en la materialidad que nosotros usamos, cuando se proyectan, las imágenes tienen un desfase temporal súper impactante. Automáticamente te lleva cuarenta años atrás a la dictadura en Chile […]. Entonces, el repensar las temporalidades con nuestra materialidad y estarlas viviendo en la calle fue también un proceso bastante impactante.
Matías Illanes (CEIS8): Yo siento que la decisión de trabajar con fílmico, al menos personalmente, no tiene que ver con una estética. Creo que, como hijos del mercado de las películas, del mercado visual, estamos mal formados también, desde la escuela, desde cómo te enseñan a consumir y hacer películas. Y siento que el fílmico, desde esa línea de pensamiento, pasa a ser como una suerte de nueva relación con la imagen. ¿Por qué? No porque tiene grano, no porque se ve como filmy, sino porque aprendes a relacionarte de otra manera con la luz, literalmente. Entonces cuando auto-proyectas una imagen en un espacio, en una pared, cuando tienes la posibilidad de tocar esa imagen y de ver cómo esa imagen vibra […], las imágenes adquieren un carácter fantasmagórico distinto, un carácter que remite una memoria distinta. En esa trinchera, el súper-8 y el 16mm obviamente nos entregaron cosas que otros formatos no te entregan. Porque tú puedes tener tu cámara digital, con veinticinco mil baterías y diez tarjetas de memoria, y es barato, muchísimo más barato. Pero, desde una perspectiva, son imágenes vacías. Entonces, de alguna forma, trabajar con la luz desde el formato fílmico, implica repensar la imagen desde otros puntos de vista. Y ahora, como dice Inti, en el contexto de la revolución la memoria está asociada con las dictaduras de los años 70. Al ver ambas cosas, fue instantánea la sensación de que han pasado cuarenta años, pero no ha cambiado nada. O sea, ver las imágenes de la dictadura en Chile, o en Argentina, en los 70, y ver las imágenes de revolución ahora en Plaza Dignidad era virtualmente lo mismo.
Daniela Sabrovsky (CaosGermen): Tratamos de evitar algunos lugares comunes, clichés, digamos, de los videos que estaban saliendo, porque algunos eran muy de propaganda, llamando a tomar acciones concretas, o con consignas. Tratamos de salirnos de ese lugar común. Y también algunos clichés como imágenes en blanco y negro, en cámara lenta, con música épica, ese tipo de cosas. En el fondo, la intención de CaosGermen es trabajar con las imágenes, hacer que las imágenes reflexionen. «Pensar con las manos», eso viene de mi profesor y colega actual Carlos Flores. Pensar con las manos, hacer que las imágenes trabajen. Producir sentidos a partir del trabajo con las imágenes. Todo lo contrario de querer decir cosas e ilustrarlas con imágenes. Eso es lo que no queremos hacer de ninguna manera. Es más abrir preguntas que decir cosas.
Rebeca Gutiérrez (Registro Callejero): Lo más visto han sido los testimonios, las entrevistas. Eso ha sido el formato más recurrente desde lo visual. Cuando yo personalmente he hecho registros, ha sido de algún evento en particular, por ejemplo, para el cumpleaños de Piñera yo grabé cómo quemaban [una figura de papel maché de] Piñera, pero todo desde el celular porque no tengo equipo. Otro compañero del colectivo grabó la marcha de los ciclistas, pero también improvisado. Entonces no hay un dogma de cómo tenemos que grabar. No hay una propuesta estética. Es más el contenido que la forma.
Sobre qué significa trabajar colectivamente
Melisa Matzner (Chile in Flammen): Yo creo que tiene mucho que ver con todo lo que está pasando. Una de las cosas más fuertes que se vieron desde el 18 de octubre es darte cuenta que mi problema también era tu problema. Eso yo siento que es muy fuerte en Chile, porque Chile era una sociedad totalmente (bueno, todavía seguramente hay eso) individualizada. La gente solo pensaba en ella, era muy egoísta, porque el sistema te hacía ser así. Y ahora, desde el 18 de octubre, se genera esto de pensar en el otro, no sé, esto de la empatía, de lo comunitario, […] de vivir la sociedad. Y eso, construir una nueva sociedad con soberanía popular, la gente lo va creyendo necesario. […] Y creo que el colectivo que surge en Leipzig, Chile in Flammen, es un poco resultado de eso, porque en verdad es un colectivo. Todas las decisiones las tomamos tratando de escucharnos a todas. Somos un cuerpo que trata de trabajar en unión, por decirlo así.
Tamara Uribe (MAFI): Fue bonito porque para nosotros fue repensar nuestras propias formas como colectivo, […] desde la forma de comunicarnos hasta qué cosas tomar en cuenta. Y no es casual que luego de eso, a fin de año y preparándonos para el que venía, hemos hecho muchos cambios estructurales en la fundación; definimos nuevas formas donde quisimos implementar la horizontalidad, tomamos cuenta de cosas como la paridad de género […]. Como trabajadores de la cultura, uno a veces siente como si estuviese un poco por sobre esas cosas, como si en el fondo nosotros ya fuésemos menos machistas, o menos patriarcales, o menos jerárquicos. Y, sin embargo, te das cuenta que en todas las capas de relaciones y de trabajo, tú tienes que esforzarte por ser un poco mejor en estos ámbitos. Y ahora me cuesta decir cuál es mi rol en MAFI, porque estamos en un proceso de reestructuración, donde empezamos a pensar desde cero cómo queríamos ser, cómo queríamos trabajar. Tenemos ahora un nuevo proyecto, el tercer largometraje de MAFI. Y el trabajo que hemos hecho sobre ese largometraje, más que todavía pensar en cómo se va a producir, o su contenido, tenía que ver con repensar todo el proceso de cómo tú haces una película, cómo trabajar colectivamente para esa película. Cuestionarse hasta el rol del director, el rol del productor, cuestionárselo todo.
Rebeca Gutiérrez (Registro Callejero): A nivel crítico, yo creo que, a la larga, en la forma y en el fondo, queremos tratar de trabajar en ese espíritu de horizontalidad del movimiento, que es, «democraticemos los canales, democraticemos, descentralicemos el origen del material». Y que a futuro digamos «esto lo hicimos muchos, no lo hicieron estas dos personas». Entonces, incluso las primeras semanas, no quisimos dar entrevistas como colectivo, porque siempre lo personalizan. Para estos fines sí, porque es una investigación. Pero si querías aparecer en los medios de comunicación, el diario El Mercurio o La Tercera van a poner «este colectivo que lo lidera el cineasta súper famoso y premiado en festivales». Y eso no importa, es caer en lo mismo de siempre. Y nosotros lo que queremos es que el material hable por sí mismo. O que hable del colectivo, de cómo se ha organizado, pero sin rostros, porque por algo se llama colectivo. Es para no tener un rostro. […] Nosotros tenemos roles, pero todo se conversa horizontalmente y se trata de mantener la democracia.
Matías Illanes (CEIS8): Lo más importante era generar una dinámica donde se deshegemonizaran los procesos del cine y se desjerarquizara su estructura. No funcionando con un guion, con un director o una directora, con una estructura lineal de trabajo, con poca metodología de investigación. Son cosas que en la industria del cine, y en una película convencional, no existen. Entonces lo más importante era desjerarquizar el aparato del espacio creativo, hacerlo más homogéneo, más horizontal, y también tratar de hacer que no fueran tan gravitantes las cosas que sí son gravitantes en las películas convencionales. […] Yo creo que tiene que ver también con encontrar un espacio, con crear un espacio, compartir un espacio que el cine convencional no te entrega, que es un espacio que tiene que ver más con una faceta infantil de uno, una faceta donde uno puede relacionarse de manera distinta con los elementos sonoros, con los elementos visuales, con los elementos creativos. Y ese espacio, puesto en acción, se transformó en el colectivo. Entonces, desde esa perspectiva, claro, es más que una forma distinta de hacer películas. Tiene que ver con un espacio donde las películas nacen.
Daniela Sabrovsky (CaosGermen): En el caso de mi faceta académica, lo que hicimos fue organizarnos para levantar un canal de televisión que se llamó Canalcito TV. Un canal chiquitito, que fue una manera de movilizarnos entre académicos y estudiantes y también algunos funcionarios de la Escuela de Cine y Televisión del ICEI. Además, eso fue un cambio de paradigma porque nos organizamos de manera bastante horizontal. Se quebró el esquema de que había unos que sabemos y otros que no, y trabajamos en conjunto. […] Alcanzamos a sacar cuatro capítulos que fueron transmitidos vía streaming. Era un trabajo totalmente voluntario y horizontal, se fue armando con lo que había, con lo que iba llegando. […] Para mí, el resultado de Canalcito TV no me parece tan importante como el proceso, la manera de organizarnos, de producir, de reunirnos, que fue bastante fructífero y muy importante en un momento en que estábamos paralizados, que teníamos la necesidad de movilizarnos y pensábamos qué hacíamos con lo que nosotros sabíamos hacer.
El problema de la distribución
Tamara Uribe (MAFI): Empezamos a compartir estas imágenes a través de redes sociales, Instagram sobre todo, y tuvieron mucho alcance y visibilización. Y de repente empieza a suceder que estas imágenes se podían ver en contra nuestra, en contra del movimiento. Empezamos a bajar imágenes que habíamos subido porque decíamos «bueno, acá hay imágenes que pueden ser usadas por la misma policía para individualizar a los manifestantes y tomar los detenidos». Nosotros tenemos un montón de imágenes en nuestras redes sociales, pero el cortometraje Octubre no lo tenemos disponible. Y no porque no queramos mostrarlo, o porque lo queramos guardar para tal festival, o porque quisiéramos venderlo, sino porque todavía no sabemos realmente si es seguro poner esas imágenes a disposición. Y mientras eso no pase, no lo vamos hacer.
Felipe Morgado (MAFI): Los lugares seguros donde mostrar estas imágenes son fundamentales para pensar en una posible distribución. Y yo creo que este cortometraje, o estos planos fijos que realizamos durante octubre, necesitan un espacio seguro para verse, necesitan que se pueda digerir lo que se está viendo. Porque el momento en sí mismo era muy fuerte, tanto para los realizadores como para los que están apareciendo en la cámara y los que quedan fuera del encuadre. Todo es muy potente. Entonces las reflexiones iban por allí, un lugar seguro donde ver esto. Que la gente que vaya a apreciarlo también se sienta segura y que pueda después comentar la película, y al final, que haya algún realizador, cualquier persona que ha estado desde el lado de la creación de imágenes, para poder conversar sobre lo que se está viendo.
Melisa Matzner (Chile in Flammen): Tenemos un Instagram, y el Instagram yo creo que ha sido súper importante. […] Siento que allí hemos volcado todo el material que hemos tenido. Tenemos hartos seguidores y hemos tratado de mantenerlo activo durante todo este tiempo. Y, bueno, creo que hay algo que decir que no hemos dicho. Además del documental y todo lo que significa eso, hemos hecho muchas otras actividades. Por ejemplo, hicimos ollas comunes, hicimos […] fiestas solidarias para la causa, charlas en universidades.
Daniela Sabrovsky (CaosGermen): Nuestras redes han sido Instagram y Facebook. Las muestras que hemos hecho no han sido de nuestros trabajos en proceso. Ha sido más una manera de acoger, sobre todo, trabajos de otros. Hemos sido bastante marginales. En general, no hemos estado en festivales. Tampoco hemos hecho el esfuerzo, porque también hay una cuestión que para nosotros es materia de reflexión todo el rato: el circuito oficial de festivales, que no es solo el circuito de festivales, sino que es toda una máquina que hace, primero, que las películas se demoren mucho en salir. […] Y también un modo de producción que a nosotros no nos parece, en que no queremos entrar, que es un modo de producción grande, con financiamiento. […] Lo rico [de Instagram] es llegar y publicar. Llegar y publicar sin más, sin este tiempo de espera. […] Y tiene ciertas lógicas también, que van en contra de la política de los autores. Porque es muy raro en un video de Instagram que tú pongas tu nombre. Eso solo va a aparecer abajo. Va a aparecer etiquetado, pero no el crédito. Nadie pone crédito. Entonces eso nos parece muy interesante. Como una manera de salirse de las lógicas más industriales.
Matías Illanes (CEIS8): Es muy distinta tu sensación corporal lumínica frente a una película que tiene constantemente un cuadro de luz y un cuadro negro. Es muy distinta la sensación que tienes después de haber visto una película a ver una proyección digital, o ver la película en tu pantalla. Entonces desde esa perspectiva sí es muy importante esa instancia (la proyección). Esa fue originalmente nuestra manera de querer compartir las películas, porque todo lo otro ya lo teníamos. Nosotros queríamos en un inicio centrarnos en compartirlo análogamente. Luego empezó a aparecer la necesidad, muy orgánica, de tener que compartir esto de alguna u otra manera para gente que estaba fuera del territorio, gente que no podía estar presencialmente con nosotros en la casa (festivales, muestras, investigadores, periodistas). Y entonces empezó a surgir la idea de que necesitamos escanear, transportar al digital nuestra obra análoga. Y es justo en ese proceso en el que estamos ahora.
Para que no se apague la llama
Matías Illanes (CEIS8): Es muy extraño después de haber estado mucho afuera, y de haber tenido esta inercia física a salir a la calle, y compartir el espacio público de una manera muy radical, estar haciendo completamente lo opuesto en este momento, muy poco tiempo después. […]. Entonces, hay toda una parte que tiene que ver con trabajo de oficina o de mesa, que tiene que ver con la pregunta que hiciste antes de cómo compartir nuestro trabajo, con digitalizar, con organizar ese material, con la estructura de la página web. […] Pero esto es complicado también para nosotros, virtualizar lo que hacemos, porque efectivamente tiene mucho de presencial y de físico análogo.
Felipe Morgado (MAFI): Yo creo que las imágenes del movimiento tienen algo súper potente, que es mantenernos a nosotros: el movimiento. Era un movimiento social. Era un movimiento que hoy está con un balde de agua fría encima, con la crisis sanitaria. Estamos todos un poco viviendo en incertitud, también de lo que va a pasar después. Y tristes también por lo que se había construido y que ahora parece demorarse. Pero estamos conscientes de que la gente está consumiendo estas imágenes, de que las está viendo, y de que los momentos reflexivos están abundando. […] Es cierto que el cortometraje que nosotros hicimos […] podría aportar mucho a la memoria del país, de no olvidar lo que pasó. Pero también tiene un acelerante que al verlo uno revive un poco también las emociones que se sentían en esos momentos. Y eso provoca a uno querer manifestarse. O sea, ver imágenes de abusos policiales, de ʽcompasʼ caídos, de tanta rabia acumulada, y que mucha gente logró registrar esa rabia, ayuda también a mantenerse en movimiento, a mantenerse en protesta, mantenerse firme frente a la violencia sistemática del estado. Entonces, hay un rol que cumplen estas piezas.
Daniela Sabrovsky (CaosGermen): La verdad es que para nosotros fue muy atractivo este confinamiento. El estallido quedó en como que dimos vuelta la página. […] Nosotros no produjimos tanto para el estallido. Lo más importante fue el trabajo colectivo de abrir la convocatoria. Hicimos algunos trabajos nosotros, nos preguntamos, pero yo creo que nos quedamos con la pregunta. Yo creo que esa pregunta tiene que madurar también un poco. Yo creo que estaba esta contingencia donde hicimos cosas medio sin pensar, y luego ya haremos otros cosas con un poco más de tiempo.
Javiera Prada (Chile in Flammen): El estreno del docu lo teníamos decidido […] con tiempo de anticipación. Estaba esa idea de lanzarlo en el cine, porque estaba pensado para el público alemán. Entonces, al final, tuvimos que reorganizar y adaptarnos a la situación actual, y eso fue un tema de decisión importante, si lanzarlo durante la cuarentena o esperar. Así que allí tuvimos que analizar un montón de circunstancias diferentes. Creo que al final fue una buena decisión. […] Fue como «eh, hagámoslo online porque es lo más acuerdo al momento». […] Sí, que no se apague la llama. Hay un montón de cosas que están pasando en Chile ahora con lo del covid que se suman a la lucha, porque el gobierno sigue teniendo las mismas actitudes, así que es: «no nos olvidemos que está todo esto que estaba pasando y ahora le sumamos más». Que no se apague la llama. Las cosas no están cambiando. Se nota que no están cambiando.
Notas
1 Investigador asociado en el Centro de Memoria, Narrativa e Historias de la Universidad de Brighton e investigador visitante en el Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Londres, obtuvo la licenciatura en Periodismo, Cine y Medios en la Universidad de Cardiff en 2011. Después se fue a Chile a trabajar como periodista para el Santiago Times, un diario en inglés, donde escribió principalmente sobre la cultura y el movimiento estudiantil. En su tesis de doctorado, defendida en mayo de 2019, analizó cómo la transición democrática chilena ha sido narrada y disputada en el cine documental y de ficción, enfocándose en el tropo y concepto del fantasma. Actualmente está trabajando en un nuevo proyecto que examina el rol del cine dentro de los movimientos sociales en Latinoamérica. Contacto: struancgray@gmail.com
2 Concretamente los días 17 de marzo (entrevista a Rebeca Gutiérrez), 31 de marzo (entrevista a Inti Gallardo y Matías Illanes), 14 de abril de 2020 (entrevista a Daniela Sabrovsky), 16 de abril de 2020 (entrevista a Daniela Huenchuan, Melisa Matzner, Javiera Prada y Martina Schliessler) y 18 de abril de 2020 (entrevista a Felipe Morgado y Tamara Uribe).
3 En línea en Instagram, Facebook y Youtube.
4 En línea en Instagram y Facebook.
5 En línea en Instagram y Facebook.
6 En línea en Instagram y Facebook.
7 En línea en Facebook, Instagram y Mafi TV.
8 Plano de @valehofmann, @danicxz, montaje de @tauribe (en línea).
9 “Recuerdo del día que estrenamos ‘Chile in Flammen’ en Leipzig” (en línea).